Eso de que «el cliente siempre tiene razón» es un mantra de los restaurantes… que rara vez se aplica en las instituciones públicas. Pero algunas lo intentan, en la medida de lo posible y de sus funciones.
De la rendición de cuentas de la Superintendencia de Bancos que dirige Alejandro Fernández W., quedó claro que el usuario ha sido una de sus prioridades. Devolver dinero retenido desde hace 15, 20 años es una prueba de ello y una constatación de que las anteriores administraciones podían haberlo hecho. (El cliente sí tenía razón).
Modernizar una institución con aplicaciones de servicio y orientación, a la mano de los sufridos clientes bancarios, ha sido otro de sus grandes aciertos. Lograr que el usuario se sienta atendido por una institución antes fría, desconocida y lejana no ha debido ser fácil.
Los clientes de la Superintendencia, tanto los bancos como los ciudadanos, están conformes. Las razones no son las mismas para unos y otros y podrían ser hasta contrarias. Por eso no deja de sorprender que un regulador del área financiera –burocracia en su máxima expresión- haya logrado tender puentes hacia grupos que se sentían totalmente ajenos a su labor. Los números presentados en la rendición, buenos. La transformación de la institución, mejor.