El ministro saliente de Educación anda aliviado porque pronto disfrutará de la tranquilidad que perdió cuando aceptó el puesto.
No se ha dicho que pidió al presidente que lo relevara.
No solo porque deseaba pasar al anonimato sino porque avizoraba un conflicto de intereses: el Ministerio de Educación Superior se fusionará con el Minerd y tiene inversiones en una universidad privada.
Deseable que todos los funcionarios tuviesen siempre la ética como norte.