En economías como las de Alemania, Reino Unido, Canadá, México y Estados Unidos, las industrias creativas representan entre el 3 % y el 6 % del Producto Interno Bruto (PIB). A nivel global, según la UNCTAD, generan más de 2.3 billones de dólares anuales, equivalentes a aproximadamente el 3 % del PIB mundial, y emplean a más de 30 millones de personas. No es casualidad entonces que muchos países apuesten por este sector como catalizador clave del desarrollo económico y social.
Existen numerosos casos de éxito que demuestran el impacto de las industrias creativas. El festival South by Southwest transformó Austin, Texas, en un hub tecnológico, generando más de 300 millones de dólares anuales. De manera similar, el Airwaves Music Festival posicionó a Reikiavik, Islandia, en el mapa global, mientras que la inversión en videojuegos y animación hizo de Montreal un referente en la industria.
En nuestra región, la falta de estadísticas sobre el impacto económico de estas industrias es una debilidad estructural, salvo algunas excepciones, como el cine. Recientemente, un estudio del Banco Central de la República Dominicana aportó información valiosa sobre el consumo cultural.
Actualmente el país cuenta con una Estrategia Nacional de Exportación de Servicios Modernos y con iniciativas públicas y privadas en la denominada economía naranja. Un ejemplo claro de éxito es la industria del cine que pasó de recibir solo una producción extranjera al año a convertirse en un sector consolidado (otros países quisieran replicar ese éxito). El gran desafío sigue siendo crear un ecosistema adecuado para potenciar talentos en áreas como la música, la moda, los videojuegos, las artes visuales y el diseño artesanal.
A continuación, algunas propuestas con aspectos claves para fortalecer nuestras industrias creativas:
- Fomentar la creación de empresas: Sin empresas no hay industrias. Es fundamental ayudar a los artistas a entender modelos de negocio para monetizar su talento y promover la creación de empresas especializadas en la gestión y comercialización del arte. Cada sector tiene sus propios canales de distribución, estrategias de marketing y modelos de ingresos.
- Diversificar las fuentes de financiamiento: El apoyo financiero no debe tener como única fuente fuerte al patrocinio. Recientemente, en la República Dominicana se anunció un fondo de préstamos de Promipyme para apoyar al sector. Se necesitan más fondos especializados junto con un programa de apoyo integral a empresas y mecanismos de garantías que reconozcan el valor de estos activos intangibles y fortalecer el cobro efectivo de los derechos de autor.
- Impulsar eventos ancla para la exportación cultural: Debemos dejar de ver los eventos culturales como acciones coyunturales y más bien convertirlos en plataformas sostenibles que fortalezcan la exportación, además del turismo cultural. Iniciativas como la Semana de la Música, el festival de jazz de SAJOMA, Dominicana Moda, la temporada de la Sinfónica Nacional, pueden atraer inversionistas y turistas, posicionando a Santo Domingo como un hub artístico regional. El arte es básico para atraer talento, fomentar la innovación y competir en la era de la inteligencia artificial.
En conclusión, aspirar a que las industrias creativas contribuyan cerca del 5 % del PIB es un objetivo viable. El mayor reto es la integración de los esfuerzos del sector público y privado. Los países más innovadores tienen industrias creativas robustas que retienen el talento y atraen la inversión. En un mundo donde los turistas buscan experiencias culturales auténticas y los contenidos digitales trascienden fronteras, fortalecer nuestras industrias creativas no es una opción, es una necesidad estratégica para el futuro.