El pueblo dominicano conmemora este miércoles el 181 aniversario de la Manifestación del 16 de enero de 1844, célebre documento político mediante el cual los dominicanos declararon su firme propósito de independizarse del dominio haitiano.
A principios de enero de 1844, los afrancesados hicieron circular en Azua un Manifiesto político exponiendo las causas para separarse de Haití para luego gestionar la protección de Francia. Poco después, en la ciudad de Santo Domingo, los trinitarios concertaron un acuerdo táctico y estratégico con el sector conservador con el fin de proclamar la independencia nacional.
Fue entonces cuando las principales fuerzas políticas, en conjunto, dieron a la luz pública la Manifestación del 16 de enero de 1844, texto que sirvió de base política al movimiento separatista conformado por una suerte de alianza táctica de los diferentes “partidos” que operaban en la parte del este de la isla desde hacía varios años.
El título de ese histórico texto, al que algunos historiadores llaman el “Acta de Independencia” y también “Acta de la Separación Dominicana”, es el siguiente: “Manifestación de los pueblos de la parte del este de la isla antes Española o de Santo Domingo, sobre las causas de su separación de la República Haitiana”. Su autor fue Tomás Bobadilla y el mismo fue firmado por los principales cabecillas del partido duartista, como Ramón Matías Mella y Francisco del Rosario Sánchez, así como también por otros trinitarios, así como numerosos patriotas que la posteridad recuerda con singular veneración.
Los firmantes del Manifiesto del 16 de enero de 1844 justificaron su decisión secesionista argumentando que “cuando un pueblo que ha sido unido a otro, quisiere reasumir sus derechos, reivindicarlos y disolver sus lazos políticos” [debía declarar] “con franqueza y buena fe, las causas que le mueven a su separación, para que no se crea que es la ambición o el espíritu de novedad lo que pueda moverle.”
Tras enumerar los principales factores que obstaculizaron la viabilidad de “la unión de las comunidades haitiana y dominicana”, el texto resaltó el hecho de que “veintidós años ha que el Pueblo dominicano, por una de aquellas fatalidades de la suerte, está sufriendo la opresión más ignominiosa… hasta el extremo de haber sido privado de casi todos sus derechos”. Además, consignó el “Manifiesto”, [que] el gobierno haitiano “trató [a los dominicanos] peor que a un pueblo conquistado a la fuerza”, pues “les exprimió el jugo, sacando cuanto beneficio pudo…; les hizo esclavos en nombre de la libertad; les obligó a pagar una deuda que no habían contraído…; y contra todo derecho natural privándonos hasta de lo único que nos quedaba de españoles: el idioma natal, y arrimando a un lado nuestra augusta religión para que desaparezca de entre nosotros.”
En suma, debido a que no era posible lograr una perfecta unión y armonía entre ambas comunidades, sobre todo bajo el esquema de dominación colonial; y en vista de que los dominicanos en “veintidós años de agregación a la República Haitiana no han podido sacar ninguna ventaja, antes por el contrario se han arruinado, se han degradado y han sido tratados del modo más bajo y abyecto”, el Manifiesto del 16 de enero anunció al mundo que los dominicanos, con el fin de garantizar “su seguridad y conservación”, habían resuelto constituirse “bajo sus antiguos límites, en un Estado libre y soberano”, con el nombre de REPÚBLICA DOMINICANA.