El río Ozama es el más importante cuerpo de agua de Santo Domingo, pero eso parece importar poco. Una alfombra de lilas, consecuencia de la contaminación, casi une sus riberas a la altura de Gualey y Los Tres Brazos. El mismo escenario se ve al sur, en Los Guandules.
Por años el río ha sido cloaca y basurero de los barrios periféricos que crecieron sin orden a la vista de todos. Planes van y planes vienen en busca de su rescate, pero ninguno termina con la situación. Si el Ozama hablara, preguntaría ¿hasta cuándo?