Todo el que tiene hijos pequeños sabe que los berrinches son momentos frustrantes que logran sacar de quicio hasta al más paciente.
Cuando los niños empiezan a gritar, llorar, se tiran al suelo o arrojan cosas, llega la molestia e impotencia a los padres, quienes, por lo general, se dejan llevar por el furor del momento y terminan gestionando las rabietas de manera inadecuada.
Pero ¿por qué ocurren los berrinches? Cuando los niños son pequeños, específicamente en edades entre uno y tres años, todavía no saben regular sus emociones. Esto hace que pierdan el control que tienen sobre ellas y les cueste trabajo pensar en las consecuencias de su comportamiento antes de actuar.
Ahora que sabes que son eventos totalmente normales, es tiempo de que aprendas a lidiar con ellas. Presta atención a esta lista de siete estrategias.
1. Anticípate
Con el tiempo, vas aprendiendo lo que puede desencadenar una rabieta en tu hijo, lo que te permite actuar a tiempo para evitarla. ¿Cómo hacerlo? Si, por ejemplo, se frustra si van al supermercado y te niegas a comprarle dulces, comunícale con anticipación el propósito de la visita.
Utiliza frases como “iremos al súper a comprar los preparativos para la cena”. Si pide algo que no está incluido en esa lista, recuérdale lo que fueron a comprar.
2. Ayúdalo a concentrarse en otra cosa
En el caso de los niños más pequeños, es de mucha ayuda ayudarlos a concentrarse en otra cosa en el momento que empieza la rabieta. Puedes buscarle uno de sus juguetes favoritos o ponerle las caricaturas que más le gustan en la televisión para distraerlo.
3. Mantén la calma
No es sencillo, pero mantener la calma es un punto clave para gestionar de forma adecuada los desbordes de emociones de los niños. Tú eres el modelo a seguir de tu hijo y si pierdes la paciencia le estás transmitiendo el mensaje incorrecto de cómo se debe actuar ante situaciones similares.
4. Háblale mientras se desahoga
Lo primero es que debes dejarlo que se desahogue. Mientras lo hace, déjale saber que entiendes cómo se siente, pero que debe calmarse para que puedan conversarlo.
Esto ayuda a tu hijo a distinguir sus emociones y sensaciones durante y después de un berrinche. Posteriormente, el niño aprenderá mejores formas de expresarse cuando se sienta frustrado.
5. No lo amenaces
Así como no es bueno ofrecerle algún tipo de ‘premio’ a cambio de que se calme, tampoco es correcto castigarlo o amenazarlo, ya que con esto solo empeoras la situación.
“Calmar a un niño con gritos, amenazas o castigos ante un desborde emocional es como querer apagar el fuego con gasolina”, explica la psicóloga Paulina Castillo a través de la cuenta @crianza.respetuosa.
6. No dejes que te manipule
Si bien es cierto que debes validar las emociones de tu pequeño cuando se presente un momento de desborde de emociones, debes dejarle claro que su petición es inaceptable, explicándole las razones.
Por ejemplo: “Entiendo que quieras que te compre ese juguete, pero vinimos a comprar un regalo para tu primo y el dinero es limitado”. Tu hijo debe saber que sus berrinches no te harán cambiar de parecer.
7. Felicítalo cuando se controle a sí mismo
Una vez haya pasado el desagradable momento, aprovecha para destacar los aspectos positivos de haberse calmado. “Cuando estabas molesto te sentías mal y ahora que te calmaste te sientes mejor, ¿verdad?”. Con el tiempo, él irá entendiendo que con su comportamiento negativo solo se hace daño él mismo.