Un chiste de mal gusto, hecho por un comediante de mal gusto, en un escenario de mal gusto, ha puesto de cabeza la campaña presidencial en Estados Unidos.
Tony Hinchcliffe dijo, haciéndose el gracioso, que “literalmente hay una isla flotante de basura en medio del océano en este momento, creo que se llama Puerto Rico”, provocando las risas de los presentes en el Madison Square Garden de Nueva York, muchos de ellos latinos que apoyan la candidatura de Donald Trump.
Como puertorriqueño estoy ofendido por el chistecito, pero no sorprendido, porque ese ha sido el trato que Trump ha tenido para los puertorriqueños siempre, incluso antes de ser presidente, pues nos ve como unos isleños que, desde su perspectiva, deberíamos andar en taparrabos. Prueba de ello fue su conducta tras el huracán María, al congelar la ayuda y luego ir a lanzar papel toalla a un grupo de indecentes que lo recibieron con júbilo.
El chistecito ha venido a coronar un patrón ofensivo con los latinos y los inmigrantes. En ese rally en el Garden lo que se dijo de los puertorriqueños fue, de hecho, de lo más ligerito. El diario The New York Daily News lo dijo claro, con todas sus luces, en su portada: “Rally Racista”. Y eso es lo que fue, un encuentro que representó una apología al racismo y a la xenofobia, porque allí atacaron a las mujeres, a los inmigrantes y a los judíos. Fue un encuentro político asqueroso, muy parecido a las apologías fascistas, por lo que no es para tomárselo a la ligera.
¿Y saben qué es lo peor? Que mucha gente de esos grupos objeto de insultos se levantaron como focas a aplaudir y a tratar de justificar en las redes sociales lo que no hay forma de justificar. Esa actitud yo no la entiendo. Me parece tan ofensivo que un inmigrante o sus descendientes sean partidarios de todas las atrocidades que dicen Trump y su séquito, en su cara, sobre su gente. No puedo comprender cómo no se ofenden, cómo pueden ir a un acto político en el cual les dicen claramente que no los quieren y ellos se comportan como si nada pasara. Espero que el chistecito les salga caro, para que aprendan la lección.