El proyecto de Ley de Modernización Fiscal no cayó muy bien en la sociedad dominicana, con reclamos desde el ciudadano común y corriente que no quiere ver su bolsillo más golpeado, hasta los industriales más acaudalados, que desean preservar las exenciones que benefician sus negocios.
Pero el presidente Luis Abinader ha dejado ver que el Gobierno no busca imponer su voluntad sino que está dispuesto al diálogo, tal y como lo ha hecho en otras ocasiones con diferentes temas.
Tomando en consideración el impacto que proyecta la reforma, en términos de sacrificio para cada uno de los sectores que tocará, esto es lo más saludable para que continúe el buen funcionamiento de todos los protagonistas de la economía.
Estos actores deben asistir a las vistas públicas que comienzan este jueves en el Congreso Nacional, para presentar sus posiciones, tal y como sucedió en los últimos días en reuniones individuales de diferentes sectores con las autoridades.
La posición flexible que muestra el oficialismo ayuda a calmar las preocupaciones generadas por los cambios previstos y permite que se hagan las modificaciones prudentes para un mejor país.