De repente se han multiplicado las voces que se oponen a la fusión de los ministerios de Educación y Educación Superior, Ciencia y Tecnología. Se busca presentar la propuesta como una suerte de anomalía cuando, en verdad, el error radica en la creación de la Mescyt.
Tan extraño es eso de dos ministerios para la educación, que solo dos países en el Continente registran la separación, además de la República Dominicana. Se trata de Cuba y Venezuela. Muy mala compañía.