Los que saben de comunicación tratan de explicarles a los clientes que muchas veces es más idóneo que algunas reacciones se produzcan de forma natural, aquello que hoy en día llaman “orgánico”, para que el público común y corriente compre el mensaje como algo más potable.
Pero parece que ese mensaje no llegó a algunos expertos de la comunicación política, que han saturado las redes sociales con mensajes repetitivos de ultra elogios o de críticas radicales.
Eso ha llegado a un punto tal que hoy en día, un comentario positivo sobre la gestión de un “presidenciable” o cualquier otro funcionario, se trata de la respuesta a estar incluido en una nómina pública o de una agencia que maneja “influencers”.
Pero igual pasa en el lado opuesto, con tendencias tan radicales a encontrarse absolutamente todo mal, que hoy parecen campañas motivadas por la oposición.
De buenas a primeras, nadie cree en nada, todo es mentira o simplemente se trata de una persona que busca un beneficio particular.
Tomen apuntes señores asesores, pues parece ser que en vez de dar resultados positivos a sus asesorados, les están haciendo un daño, quizás, irreparable.