—¿Cuál es la edad límite para uno escribir un libro y convertirse en escritor?
Cada año, para estas fechas de inicio del periodo escolar, un reconocido colegio me invita a charlar sobre un tema diferente cada vez que, previamente, los alumnos se han alimentado de sus argumentos. Es una experiencia gratificante y trato siempre de no faltar a esta cita.
Los alumnos, siempre son los de término, escuchan atentamente mi exposición y luego me acosan con preguntas. Aunque siempre hay uno o dos que sobresalen, me asombra la participación activa de todos, hembras y varones, entre los 15 y 17 años de edad. En ese centro educativo la práctica de la lectura es norma, poseen una muy buena biblioteca y la excelencia es su marca de identidad.
Esta vez hemos hablado, a petición como siempre de ellos, sobre la escritura: cómo se debe escribir, como hacerse escritor. Imaginen: yo que todavía sigo aprendiendo. Me ha sorprendido el tema que han escogido pero me enfrento a una batería de estudiantes inquietos que, por el interés que muestran en la charla y por la cantidad de preguntas que formulan, parecen ser parte de una cofradía de futuros escritores. Sólo es al final, cuando una jovencita de vibrante inteligencia, maravillosa dicción y un buen bagaje de lecturas encima para su edad, me comunica que todos -unos 18 en total- han formado un taller literario desde al año anterior y que, salvo dos que abandonaron, el resto se mantiene invariable en su propósito. Reciben orientación de un escritor que conozco y que me alegra que esté al frente de grupo tan formidable. Ese escritor me acompaña en silencio en la actividad. Yo me siento estimulado y avanzo.
Cuando ya finalizan las preguntas, me sorprende una voz que sale detrás de mí. Proviene del profesor. No me coloca en aprietos, porque es un asunto que me ha parecido siempre interesante y que, más o menos, he estudiado sólo para conocimiento particular. De todos modos, siento de inmediato la certeza de que la pregunta busca respuesta a una inquietud propia.
—¿Cuál es la edad límite para uno escribir un libro y convertirse en escritor?
No existe edad límite. Creo que eso nunca se ha fijado. Tal vez siempre se aspira a comenzar temprano. Y no tan temprano, que muchos libros escritos en la adolescencia, por ejemplo, suelen luego ser desdeñados si el autor alcanza prestigio y desdice de su primer hijo. También, no hay razón para pensar que esa sea una regla estricta. Kafka escribió un librito ya olvidado a los 12 años. Su producción fue intensa. Cuando murió, a los 40 años, lo había hecho todo. Pero, en el otro extremo, José Saramago fue un escritor tardío. De hecho su primer libro lo publicó a los 25 años, pero fue un fracaso rotundo, tan grande que se alejó por completo de la literatura. Intentó buscar otra forma de vida. Regresó a los 58 años cuando publicó “Levantado del suelo” y comenzó su carrera en clave “para siempre”. Toda su gran obra fue escrita en edad muy adulta, hasta alcanzar el Nobel en 1998. La exitosa escritora estadounidense Laura Ingalls, autora de “La pequeña casa de la pradera” escribió su primer libro a los 65 años. Pero, vayamos más lejos. Miguel de Cervantes tenía 58 años cuando escribió El Quijote y la misma edad Daniel Defoe cuando dio a conocer “Robinson Crusoe”. El escritor irlandés Frank McCourt, que ya estaba disfrutando su jubilación, escribió su famosísima novela “Las cenizas de Ángela” a los 66 años, ganó un Pulitzer con ella y vendió 20 millones de ejemplares. Dicen que Giuseppe Tomasi di Lampedusa, el inmortal autor de “El Gatopardo” se interesó por la literatura cuando, a los 58 años de edad, asistió a la entrega del premio literario concedido a un amigo. Lo publicaría dos años después. George Orwell publicó “Rebelión en la granja” a los 47 años y “1984” a los 51.
La lista de escritores tardíos -si acaso este término tiene validez alguna- es larga. Mencionemos los nombres de un pequeño grupo: Bram Stoker, el autor de “Drácula”; Toni Morrison, Premio Nobel, no conoció la fama hasta casi entrado en los cincuenta; Vladimir Nabokov escribió “Lolita” a los 56; J. R. R. Tolkiens, el de “El señor de los anillos”, considerado el padre de la literatura fantástica, lo escribió a los 62 años; Raymond Chandler, el creador del detective Marlowe, de su primera novela “El sueño eterno”, la dio a conocer a los 51; Charles Bukowski, el poeta maldito, decidió abandonar su oficio de cartero y dedicarse a escribir cuando ya llegaba a los 50 años, edad tenida entonces como el inicio del final. Y Luis Landero, corriendo por estos días con un nuevo éxito literario, publicó su libro icónico “Juegos de la edad tardía”, cuando también ya se acercaba a los 50 años de edad. Y ya, en el extremo, la japonesa Toyo Shibata atendió su oculta vocación literaria a los 92 años, y comenzó a escribir. Hoy es una poeta de extraordinaria fama en su patria con cerca de dos millones de copias vendidas por su poemario “No desesperes”. En Japón hay otras escritoras que iniciaron sus respectivos ejercicios literarios entre los 80 y 90 años como forma de terapias ocupacionales y han terminado siendo éxitos envidiables.
Pero, vayamos ahora a los nuestros. El barahonero Sócrates Nolasco publicó su primer libro, “El General Pedro Florentino y un momento de la Restauración”, cuando contaba 54 años y sus famosos “Cuentos del Sur”, a los 55. El cotuisano Francisco Nolasco Cordero publicó su primer libro “Caricias de lumbre” a los 29 años de edad, pero su importante novela “Papaján” la dio a conocer a los 41 años. A partir de ahí construyó una activa bibliografía hasta prácticamente la hora de su muerte, a los 76 años. Pedro Mir, aunque escribió en La Habana “Hay un país en el mundo”, a los 36 años, no fue hasta 1962, cuando ya casi arribaba a los 50, que se dio a conocer su gran poema en Santo Domingo, y a partir de entonces inició formalmente su carrera literaria con la publicación de novelas y ensayos de especial resonancia. Anotemos que Mir publicó en La Habana, México y Guatemala entre 1949 y 1952, hasta que inició su necesario y justo periplo dominicano diez años después. La obra de Víctor Villegas, que inició joven como todos los del 48, se da a conocer en grande cuando el admirado poeta estaba entre los 50 y 60 años de edad. Aunque “Vlía” se publica cuando Freddy Gatón Arce tenía 24 años, su obra poética por donde caminó una novela fue producto de la edad mayor. Ligia Minaya Belliard publicó a los 58 años su primer libro, el conjunto de relatos “El callejón de las flores” y el último, antes de su muerte, “Cartas a mi nieto”, cuando se aproximaba a los 73. Antonio Zaglul tuvo una muy activa vida literaria con sus libros, en especial con “Mis 500 locos” y lo hizo cuando ya estaba en edad madura. Aunque publicó sus primeros dos libros a los 43 años, la obra fundamental de Manuel Matos Moquete se desarrolla cuando este valioso novelista y ensayista estaba cruzando la línea de los 50. Más cerca aún, la primera novela de Manuel Brugal Kunhardt, “Lo que vieron las casas victorianas”, se entrega cuando había cumplido ya los 69 años, la segunda, “Peldaños”, a los 74, y la más reciente -estupendas las tres en argumentos y tratamiento narrativo- titulada “Marcado por los sueños”, salió el año pasado, marcando 77. La obra de Domingo Marte, joyas bibliográficas, por donde se cuela una novela, es obra de la adultez que sobrepasa los 70. Pero, el “palo mayor” de esta muy resumida historia, es la de Manuel Salvador Gautier, quien inició su andadura en las letras a los 63 años y con una obra monumental, su tetralogía “Tiempo para héroes”. Cuando publicó su último libro, en 2017, contaba ya con 87 años.
La tercera o cuarta edad no imposibilita el momento de desarrollo de la vocación literaria. Lo de “tardío” sirve solamente para fines estadísticos. La creación literaria no tiene límites para forjar sus caminos. No todos pueden ser Rimbaud, que entre los 12 y 15 años escribía sus primeros poemas y que publicó “Una temporada en el infierno” cuando tenía 19. O Verlaine que a los 22 años ya era famoso. O Rubén Darío que a los 15 años era un suceso en Nicaragua y le llamaban el poeta-niño. O un niño de 4 años de edad que lleva por nombre Jayce Joyce que se ha convertido en un suceso actual de las redes y la prensa internacional, porque ha publicado 8 libros en tan corto tiempo de vida. O la joven saudita Ritaj Hussain Alhazmi que ha escrito una saga de dos libros con 12 años de edad. Genios, los hay. Pero, la edad adulta, la provecta que se afirma inicia a los 65, puede ser motivo, fuente y canal para que la vocación literaria se desarrolle y ande.
—Usted, ¿qué edad tiene, profesor?
Cuarenta y dos.
Según los cálculos de estos tiempos, usted bordea la adolescencia. Anímese y comience, sin reparos ni temores. Y nos vemos el año que viene.