La República Dominicana, un país turístico que depende mucho de su buena imagen internacional, debe tener cuidado con el manejo de algunas situaciones por parte de sus instituciones de servicio. Que un influencer mexicano sea maltratado en el Metro, por un supervisor de seguridad que decidió detener una grabación según mandan las reglas, no tiene justificación. ¿Qué daño tan grande hace un vídeo? De seguro no más que un reproche para 40 millones de seguidores.