De las enfermedades cardiovasculares, la más común y que contribuye a una alta tasa de mortalidad es la arterioesclerosis. Esta comienza cuando las grasas, el colesterol y otras sustancias se acumulan en las paredes internas de las arterias del corazón.
La doctora Diana López, especialista en Medicina Interna y Cardiovascular, del Brigham and Women’s Hospital, advierte que a menudo la arterosclerosis no presenta síntomas, hasta que la placa, (sustancia pegajosa que se acumula en el interior de las arterias), se desprende o la acumulación es lo suficientemente grave como para obstruir la irrigación sanguínea.
La cardióloga resalta que se debe pensar más en las condiciones previas a, la alta presión, diabetes, obesidad, así como los problemas metabólicos que contribuyen al daño de las arterias, y todo el sistema vascular, que con el paso del tiempo pueden causar problemas más severos.
Además, que cuando se habla de enfermedad cardiovascular, no se debe referir solamente a las condiciones avanzadas más severas que puede presentar un paciente cuando se requiere una diálisis, como lo es el impacto del corazón, el derrame cerebral o problemas de las arterias de los riñones.
“El objetivo es concientizar a las personas hacer uso de las medidas preventivas que se pueden implementar en la vida diaria para reducir la probabilidad de padecer una enfermedad cardiovascular como la hipertensión”, enfatizó la doctora.
El infarto agudo de miocardio es la segunda causa de muerte en el país, después de los accidentes de tránsito, según la Sociedad Dominicana de Cardiología. Por esta razón, la especialista recomienda enfocarse en las condiciones que se pueden presentar más temprano, ya que en algunos casos estas no producen sintomatología alguna.
López manifiesta que la barrera que tenemos que combatir es, ¿cómo ser proactivos con nuestra salud?, antes de que sea tarde. Manifiesta que las enfermedades cardiovasculares siguen siendo la principal causa de muerte a nivel mundial. Se estima que cobran 17,9 millones de vidas al año, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Factores de riesgo
La especialista revela que entre los principales factores de riesgos se encuentran: la presión arterial alta, y afecta a una parte sustancial de la población de latinoamericana, con 180 millones de casos en la región.
Continúan las altas tasas de sobrepeso y obesidad que se han más que triplicado durante los últimos 50 años, afectando actualmente al 62,5% de la población. Este aumento en LATAM es preocupante, ya que se asocia con un riesgo elevado de enfermedades cardiovasculares (ECV), señala la doctora.
En el caso de la diabetes, la prevalencia también está aumentando en América Latina, el número de personas con esta afección se ha triplicado en tres décadas; y a los ya mencionados se suman el colesterol alto y problemas renales.
Revela que cada uno de estos factores contribuye a un daño que con el paso del tiempo puede provocar complicaciones más severas en el sistema cardiovascular. “Al ser factores de riesgo silencioso, solo se identifican más temprano si el paciente tiene una rutina de chequeos anual, con su doctor de cabecera o primario”.
Medidas preventivas
La doctora expresa que el objetivo de los especialistas es hacer todo lo posible por prevenir la enfermedad, y aun después de la condición en los casos que se presenta, evitar que se complique más, por lo que invita a considerar hacer cambios saludables y tomar en cuenta las siguientes medidas preventivas.
La primera recomendación es estar siempre en comunicación con su doctor, despejar cualquier duda y realizarse las evaluaciones de lugar. Las personas que cuentan con un árbol genealógico de riesgo deben prestar aún más atención a sus evaluaciones y seguimientos médicos.
Las personas que no son suficientemente activas físicamente tienen un riesgo entre un 20 y un 30 % mayor de muerte prematura en comparación con aquellas que son suficientemente activas.
Esto es consecuencia de la inactividad física; es importante mantenerse en buen estado físico realizando alguna actividad física de manera rutinaria, siempre aprobado por su médico el tiempo y la actividad física a desarrollar. “Si estamos más activos, vamos a poder detectar algún problema más temprano”.
Entre otros hábitos saludables, recomienda no fumar, consumir una dieta balanceada. Evitar los excesos de grasa y azúcar, que contribuyen a su acumulación dentro de las arterias.
Un punto que destaca es la medicación para un hipertenso; esta es muy individualizada. No llevarse de las recomendaciones de otras personas porque cada paciente es diferente y no pueden tomar el mismo medicamento.
“Al momento de medicar un paciente hipertenso, no se toma en cuenta solamente el corazón; se requiere revisar el cerebro, los riñones, el hígado, el colesterol, entre otras condiciones cardiovasculares, para determinar cuál es la medicina más calificada a indicar. Por lo tanto, es personal y la dosificación también. Hay ciertas medicinas que son milagros en una persona, pero pueden causar daño en otras”, aquilata la doctora.