A la República Dominicana le beneficia que Estados Unidos tenga un buen desempeño económico. La evidencia empírica demuestra que por cada punto porcentual que se expande el producto interno bruto (PIB) estadounidense, el PIB dominicano lo hace en una cifra que oscila entre 1.7 y 2.2 puntos porcentuales, aunque en ocasiones la variación caiga fuera de ese rango.
Entre ambos países existen importantes intercambios económicos. El 83% de las remesas familiares, el 60% de las exportaciones totales dominicanas, el 30% de la inversión extranjera directa y el 38% de los pasajeros extranjeros que llegan por vía área se origina por decisiones de agentes económicos residentes en Estados Unidos. A esos canales de comunicación se añade el flujo de recursos que llega al país a través de la colocación de bonos soberanos en los portafolios de inversionistas institucionales.
Una recesión se define como el período comprendido entre el pico de la actividad económica y el punto más bajo. En términos técnicos, se produce una recesión si el PIB varía negativamente por dos trimestres consecutivos. Sin embargo, desde 1978, la Oficina Nacional de Investigación Económica (NBER, por sus siglas en inglés), una organización privada sin ánimo de lucro de Estados Unidos, utiliza la evolución del empleo no agrícola, el ingreso laboral y la producción industrial, entre otras variables que miden la actividad productiva, para determinar de manera retrospectiva -a veces con un retraso de un año- si la economía se encuentra o no en una recesión durante el período bajo estudio. La más reciente recesión fue provocada por la pandemia del Covid-19 y, de acuerdo con un informe del NBER publicado en junio de 2020, se prolongó de febrero a abril de dicho año.
El cambio de postura monetaria de la Reserva Federal iniciado en marzo de 2022 llevó la tasa de interés de referencia al rango que va de 5.25% a 5.5%, el nivel más alto en 23 años.
Dado que la expectativa de inflación actual es igual a 2.2%, se puede inferir que una tasa de interés de referencia real de 3.1% tiene un impacto negativo sobre la demanda agregada, tanto de consumo como de inversión. El aumento de la tasa de desocupación de 3.6% a 4.3%, observado en los 12 meses más recientes, sugiere que el alza de las tasas de interés está provocando la desaceleración de la actividad económica y una posible recesión, aun cuando el PIB haya registrado variaciones positivas en los dos primeros trimestres de 2024.
En ese contexto, un interesante ensayo, publicado en agosto del presente año por los profesores Pascal Michaillat y Emmanuel Saez, analiza si Estados Unidos se encuentra o no en recesión. Para cuantificar la posibilidad de que haya comenzado una recesión, diseñaron un nuevo indicador a partir de la regla de Sahm, que combina simultáneamente el dato de desempleo con el de vacantes de empleo.
La metodología de Michaillat y Saez establece que, si la magnitud del indicador se encuentra por debajo de 0.3 puntos porcentuales, la recesión no ha comenzado. Si cae entre 0.3 y 0.8 puntos porcentuales, podría haber comenzado. Y si se sitúa por encima de 0.8 puntos porcentuales es seguro que la recesión ha empezado.
De acuerdo con los datos a julio de 2024, las estimaciones de ese indicador arrojan un valor de 0.5 puntos porcentuales.
Esto significa que la recesión en Estados Unidos podría haber comenzado, ya que se sitúa en el rango que va de 0.3 a 0.8 puntos porcentuales. Además, los economistas afirman que la probabilidad de que la economía esté en recesión es de un 40%.
Pese a esos reveladores hallazgos, recientemente han aparecido otras informaciones que reducen la probabilidad de que exista una recesión. Las ventas al por menor crecieron 1% en julio con relación al mes anterior. Tal resultado contrasta con la variación de -0.2% que había registrado junio respecto a mayo. La noticia del comportamiento de las ventas al por menor fue bien recibida por el mercado bursátil. El Dow subió el día de la publicación de ese dato en 1.4%; el S&P 500 avanzó 1.6%; y el Nasdaq se incrementó en 2.3%. Todo ello sugiere que el mercado ha reducido la percepción de amenaza de recesión.
El descenso de la tasa de inflación también tuvo buena acogida por parte de los inversionistas. En términos interanuales, la tasa de inflación a julio, medida por la variación del índice de precios al consumo, se colocó en 2.9%, ligeramente por debajo del 3% previsto. Respecto al mes anterior, el IPC aumentó en 0.2%, equivalente a una tasa anualizada de 2.4%.
Con ese dato de inflación a julio, es casi seguro que empiece en septiembre el ciclo de reducción de la tasa de interés de la Reserva Federal. Quedaría por determinar si se realizará un recorte inicial de 50 o de 25 puntos básicos. Actualmente, el mercado asigna una probabilidad de 75% a la reducción de 25 puntos básicos, frente al 25% asignada a la disminución de 50 puntos básicos.
La decisión final dependerá del comportamiento en julio y agosto de la tasa de desocupación, de la cantidad de vacantes y del número de solicitudes de ayuda de desempleo. En el caso de que el desempleo vuelva a subir, se reduzca la cantidad de vacantes o aumenten las solicitudes de ayuda de desempleo, se elevará la probabilidad de que Estados Unidos se encuentre en una recesión económica o, como mínimo, sufra una desaceleración de la actividad productiva.
Ante tal escenario, es posible que la Reserva Federal apruebe dos recortes adicionales de 25 puntos básicos de la tasa de interés de referencia antes de que concluya el año. Esto aumentaría el margen de maniobra del Banco Central de la República Dominicana para rebajar su tasa de interés a partir de la reunión de agosto, siempre y cuando sus autoridades estén de acuerdo con aceptar una mayor tasa de cambio. La menor tasa de interés ayudaría a la economía dominicana a compensar parte del efecto negativo que tendría la recesión o desaceleración económica estadounidense sobre el crecimiento del PIB dominicano.
El aumento de la tasa de desocupación de 3.6 % a 4.3 %, observado en los 12 meses más recientes, sugiere que el alza de las tasas de interés está provocando la desaceleración de la actividad económica y una posible recesión, aun cuando el PIB haya registrado variaciones positivas en los dos primeros trimestres de 2024.