Como estamos en tiempos de reformas y ya el presidente Luis Abinader anunció cuándo presentará su primer proyecto, el de la reforma constitucional, sería bueno que también se incluya en el paquete de cambios que se pretenden lograr una reforma integral del tránsito terrestre.
Y no hablamos de más instituciones para tratar de regular el abrumador caos que significa conducir en las calles de la República Dominicana sino de tratar de lograr reducir las atrocidades que se ven todos los días en materia de tránsito.
Este país no puede seguir dándose el “lujo” de ocupar el primer lugar del mundo en fatalidades per capita en las carreteras.
Los accidentes de tránsito matan anualmente más personas que la pandemia del Covid-19 o los infartos cardíacos. ¿Es eso posible?
Este país no puede seguir gastando RD$200 mil millones anuales en pagos resultantes de los accidentes de tránsito.
¿Y qué es lo más urgente para una “reforma del tránsito terrestre”?
Que exista un régimen de consecuencias para todos los que se cruzan en rojo, conducen en vía contraria, exceden el límite de velocidad. Ya es justo.