Luego de pasar dos décadas en un limbo en las diferentes cámaras del congreso, senadores y diputados se han puesto de acuerdo para festinar el proyecto del Código Penal en menos de un mes, sin que uno sepa a ciencia cierta el porqué de esa premura.
Pero hay un pequeño detalle y es que las disposiciones misóginas que trae dicha iniciativa encontrarían el mismo futuro que otras aprobadas en el congreso: ser observadas por el presidente y devueltas al congreso. Punto.