El derecho a informarnos, expresar lo que pensamos, buscar información, encontrar diversidad de posturas y debatir ideas, no debería ser censurado o restringido en las redes sociales.
El mismo derecho a la libertad de expresión que tenemos en el mundo offline, lo ideal sería que valiera en internet, siempre tomando en cuenta que esta libertad no implique la privación de derechos de otras personas.
Árbitros autoimpuestos
Como si nos enfrentáramos a un partido de fútbol, diferentes empresas de redes sociales han asumido el rol de árbitros, tomando control en la moderación de contenidos, veto, expulsión de usuarios y eliminación de mensajes.
Corporaciones, que muchas veces sin ningún control democrático, ni auditoría desde instituciones garantes de derechos, deciden qué vemos y qué no, qué es falso y qué es verdadero, qué es ofensivo, hiriente o indecente.
Plataformas como X, Facebook y YouTube han implementado políticas que según su criterio buscan combatir ‘la desinformación y el discurso de odio’ en línea y esto ha llevado a la eliminación de contenido y la suspensión de cuentas de usuarios.
Uno de los casos más conocidos ocurrió el 8 de enero de 2021 cuando X (antiguo Twitter) suspendió la cuenta del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, por el ‘riesgo de mayor incitación a la violencia’.
La red señaló dos tuits del presidente que fueron considerados como ‘glorificación de la violencia’ después de los sucesos del asalto de sus simpatizantes al Capitolio.
Instagram y restricción de contenido
A mediados de marzo del 2024 Instagram lanzó una actualización que restringe el contenido político en todas sus secciones de visualización o recomendación.
La medida no fue consensuada con los usuarios, donde cada persona libremente decidiera si quería o no consumir contenido político.
Los cambios fueron evidentes para algunos usuarios quienes hicieron visible la situación; el descontento se intensificó dada la proximidad de importantes eventos como el proceso electoral en Estados Unidos, las manifestaciones de alto al fuego en Gaza y procesos electorales en América Latina.
El algoritmo que limita el contenido relacionado con gobiernos, elecciones y temas sociales, afecta las publicaciones en la sección de inicio, el contenido de historias, la sección ‘Explorar’ y los reels.
Según Meta, empresa matriz de Instagram, aquellos usuarios que sigan cuentas que difundan este tipo de información seguirán viendo dicho contenido, asegurando que la restricción solo se aplica a cuentas que no se siguen.
Estados VS redes sociales
Los gobiernos ya han iniciado procesos para limitar las políticas de moderación de contenido para plataformas como Facebook, Instagram, X, TikTok y YouTube, tal es el caso de los estados de Texas y Florida en Estados Unidos.
A finales de junio, el Tribunal Supremo de Estados Unidos, avaló que las redes sociales moderen sus contenidos libremente, otorgando una ganancia provisional de las tecnologías sobre los estados.
El tribunal avaló la libertad de las redes sociales para fijar sus propias políticas de moderación de contenidos, vetar o expulsar a usuarios y borrar mensajes.
Texas y Florida consideran que esas redes silencian voces conservadoras, como las que defendían que a Donald Trump le robaron las elecciones o las que publicaban desinformación sobre las vacunas del COVID.
¿Quién debe ser el regulador?
- Si esta pregunta fuese una startup en Silicon Valley sería un unicornio (valdría más de mil millones de dólares) puesto que con el asalto de la globalización a todas las culturas, cada vez hay más opiniones diversas en un mismo territorio, en una misma cultura y entre quienes se supone deben compartir los mismos valores, puesto que nacieron unidos por un conjunto de creencias que dominaban o regían el lugar.
- Todo lo anteriormente mencionado, aleja la idea de un único regulador, sino que más bien, va a entregar a cada país la responsabilidad de, en primer lugar, abrir el debate sobre el tema y segundo, y esto de manera urgente, establecer sus propias regulaciones, sin que esta sirva de óbice a las libertades de expresión y de culto.
Lo que si nunca debemos olvidar es la expresión, casi a modo de sentencia, del general Gregorio Luperón, que proclamó: ‘La libertad es como el océano, parece infinito, pero no lo es’.