Un hospital en el sector de Herrera, municipio Santo Domingo Oeste, lleva el nombre del Dr. Marcelino Vélez Santana, quien fue prominente médico, Profesor Meritísimo de la Universidad Autónoma de Santo Domingo y Maestro de la Medicina Dominicana, entre otros admirables logros profesionales y académicos. Es probable que la mayoría de los pacientes y personas que a diario acuden a ese moderno centro hospitalario desconozcan que el doctor Marcelino Vélez Santana (1921-1995) fue, desde muy joven, miembro de la resistencia clandestina contra la tiranía trujillista y un consecuente defensor de las libertades públicas y la democracia.
Al igual que su hermano, Carlos, estuvo vinculado a Juan Tomás Díaz, uno de los principales líderes de la conspiración del 30 de mayo de 1961. Y cuando apenas había transcurrido poco más de media hora del tiranicidio, Vélez Santana fue requerido por el doctor Bienvenido García Vásquez, quien formaba parte del grupo político, para que examinara y curara a Pedro Livio Cedeño, quien esa noche había resultado gravemente herido.
El doctor Vélez Santana, tras revisar la herida de Pedro Livio, recomendó su traslado a un centro médico debido a que requería de una urgente intervención quirúrgica. Fue él quien decidió llevar al herido a la Clínica Internacional, en donde fue atendido a tiempo y pudo salvar la vida, pese a que luego fue ubicado y torturado en el mismo centro de salud por miembros del SIM.
Acto seguido, Vélez Santana y García Vásquez regresaron a la casa de Juan Tomás y, una vez allí, Antonio de la Maza les mostró el cadáver de Trujillo, al tiempo que le pidió al médico que comprobara si estaba muerto. Cuando Vélez Santana certificó que “El Jefe” era cadáver, De la Maza, señalando debajo del mentón de Trujillo, afirmó que ese tiro se lo había dado él.
Sabemos que la segunda fase del complot fracasó y que los conjurados tuvieron que separarse para buscar refugio. Marcelino Vélez Santana fue quien condujo a Juan Tomás Díaz, Antonio de la Maza y a Salvador Estrella Sadhalá a la residencia de su amigo, el también médico, Robert Reid Cabral, a fin de evadir la persecución del gobierno, que ya los había identificado, al tiempo que trataban de entender cuáles habían sido las causas que hicieron abortar la segunda fase de la conjura.
Los fugitivos permanecieron escondidos durante cinco días en casa del doctor Reid Cabral, hasta que el 4 de junio abandonaron el refugio para evitarle mayores riesgos a su generoso anfitrión. Desafortunadamente, Díaz y De la Maza fueron pronto interceptados en la avenida Bolívar a esquina Julio Verne, adonde, luego de un intenso intercambio de disparos con agentes del SIM, los dos héroes perdieron la vida; mientras que Estrella Sadhalá y Vélez Santana, por separado, fueron detenidos por agentes de inteligencia del régimen.
Mientras estuvo en casa de Robert Reid Cabral, Marcelino Vélez Santana escuchó de labios de Antonio de la Maza y Salvador Estrella sus versiones acerca de lo ocurrido en la avenida la noche del 30 de mayo. Después, en las tenebrosas cárceles de “El 9” y “La Victoria”, Vélez Santana compartió celdas con otros importantes protagonistas del “grupo de acción”, de quienes también recibió valiosas informaciones. Como se ve, son diversas las fuentes fidedignas disponibles en torno a la noche del 30 de mayo…