En la República Dominicana, el calor se siente con intensidad y las perspectivas de cambio no son prometedoras debido a los pronósticos climáticos de un calentamiento global. Julia Gil lo está experimentando. Después de 10 años viviendo en un apartamento fresco sin necesidad de aire acondicionado, ha decidido instalar uno debido al calor sofocante que se registra en Santo Domingo desde antes del verano.
De hecho, según un reciente estudio del Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF), el país está entre las naciones de la región con necesidades importantes de refrigeración de ambientes, de entre 1,000 y 1,500 grados-días. Este cálculo se basa en la diferencia entre la temperatura promedio de un día y una referencia a partir de la cual es necesario refrescar la vivienda.
El estudio también advierte que, al ritmo actual de emisiones de dióxido de carbono, quedan 28 años para limitar el incremento de la temperatura global a 2 °C respecto a la era preindustrial, y solo nueve años para limitarlo a 1.5 °C. Por ello, se subraya la necesidad de que los países sostengan los esfuerzos por transformar su matriz energética hacia fuentes limpias, con estrategias adaptadas a su realidad.
El principal método para satisfacer las necesidades de refrigeración de ambientes es el uso de aire acondicionado. Estos aparatos, aunque no generan emisiones directamente, contribuyen indirectamente a las emisiones si la matriz de generación eléctrica no es limpia, según el más reciente Reporte de Economía y Desarrollo (RED) de CAF titulado “Energías Renovadas: Transición energética justa para el desarrollo sostenible”.
La posesión de aires acondicionados está directamente relacionada con el nivel de ingresos de los hogares. No obstante, el incremento en la necesidad de refrigeración de ambientes, unido al crecimiento de las finanzas familiares, impactará significativamente en la demanda de electricidad para estos electrodomésticos, según se plantea en el estudio.
Para el 2022, el 19.1 % de los hogares dominicanos tenía aire acondicionado, según la última Encuesta Nacional de Hogares de Propósitos Múltiples (Enhogar). Este porcentaje es superior al 12.1 % registrado para el 2019 y mucho mayor al 8.4 % del 2016.
La Asociación de Importadores de Refrigeración y Acondicionadores de Aire (AIRA) ha señalado que, según un estudio, menos del 20 % de la población puede comprar un acondicionador de aire. Por ello, aboga por promover el uso de equipos de bajo potencial de calentamiento y menor consumo energético mediante la eliminación del impuesto selectivo al consumo.
Sin embargo, se estima que actualmente el 34 % de los hogares en el Caribe tiene aire acondicionado, con un promedio de 1.4 equipos por hogar. Si los ingresos de los hogares siguen creciendo como en las últimas dos décadas, se proyecta que este porcentaje aumentará al 41 % en el 2030, a razón de 1.5 unidades en promedio por hogar.
Ya para el 2050, el porcentaje crecería al 50 %, con un promedio de 1.6 equipos por hogar.
Neveras, lavadoras e iluminación
A pesar de las proyecciones de aumento en el uso de aires acondicionados, los electrodomésticos que más consumen electricidad en la región son los destinados a la conservación de alimentos. Esta actividad -según el reporte- representa aproximadamente el 30 % del consumo eléctrico residencial en la República Dominicana.
Las lavadoras de ropa son, en general, el segundo electrodoméstico más relevante en términos de consumo eléctrico. Se proyecta que serán una adición significativa a la demanda de electricidad residencial en las próximas décadas, a medida que los ingresos de los hogares continúen aumentando.
La iluminación de las viviendas es un tercer uso relevante de electricidad, tanto por su impacto en el bienestar como por su consumo. Aunque la tecnología ha introducido lámparas más eficientes que reducen el consumo eléctrico, su mayor costo restringe su compra en muchos hogares.
Hay que limpiar
A medida que el consumo eléctrico tiende a incrementarse, se insta a los países a limpiar sus matrices energéticas para satisfacer estas necesidades sin causar más daños al medioambiente.
Pero los avances en esa área son desiguales en las subregiones. Según el estudio de CAF, los países insulares del Caribe muestran una escasa participación de la generación no basada en combustibles fósiles, alcanzando un máximo del 16 % en la República Dominicana, según datos oficiales recientes.
El Gobierno dominicano ha informado que existen 25 proyectos en desarrollo de energía renovable, con la meta de producir el 25 % de la energía a partir de fuentes renovables para 2025. Actualmente, el país va por el 16 % citado.
“Estamos en un proceso de transición de luces y sombras”, decía en Santiago de Chile el presidente ejecutivo de CAF, Sergio Díaz-Granados, al presentar el estudio hace tres semanas. “Transición justa”, remarcó, porque debe estar adaptada a la realidad de cada país. “Este tema nos va a acompañar como generación”.
Esa realidad es evidente en Chile. La nación inició en el 2019 un programa de energía verde y procura sustituir los combustibles fósiles hacia el 2040.
Presidente ejecutivo de CAF: lo ideal es que esa reforma fiscal pase en RD
Los grandes parques chilenos
Sobrevolando el árido desierto de Atacama en Chile -con uno de los índices más altos de radiación en el planeta-, se pueden ver grandes parques solares y eólicos.
Para el 2023, el 35.4 % de la energía generada en esta nación sudamericana era eólica y solar.
Uno de los grandes parques está en la comuna de María Elena, en la región de Antofagasta: Cerro Dominador, el primero de su tipo en América Latina. El nombre de este proyecto, de producción combinada, evoca algo grande y distinto. Y así lo es.
En sus 146 hectáreas de terreno seco, hay anclados 10,600 megaespejos o heliostatos, cada uno de 140 metros cuadrados. Estos rodean como un girasol a una torre parecida a un obelisco, de 252 metros de alto.
La torre recibe en su punta la radiación del sol que le mandan los espejos y el receptor se torna incandescente. Esto activa un complejo sistema de almacenamiento térmico en sales fundidas con capacidad para guardar energía por 17.5 horas.
“Primero se genera calor; almacenamos ese calor. Lo convertimos después en vapor; con el vapor movemos una turbina y esa turbina es lo que genera la energía eléctrica”, sintetiza Pablo Cavallaro, director de Asuntos Legales y Corporativos de Cerro Dominador.
Esta es una tecnología usada en países como España, muchísimo más compleja que la fotovoltaica y más difícil de construir. Solo esta planta se llevó seis años para levantarse, a diferencia del año que puede tardar una fotovoltaica.
Construir el proyecto superó los 1,200 millones de dólares, a cargo de un consorcio liderado por la española Acciona, para la compañía EIG Global Energy Partners.
Cerro Dominador se inauguró en el 2021 y tiene capacidad para 210 megavatios: 110 de energía termosolar y 100 provenientes de una central fotovoltaica convencional ubicada en el mismo complejo.
La energía producida se inyecta al sistema eléctrico nacional chileno. Equivale a lo necesario para dar electricidad a 380,000 hogares, mediante una generación que evita la emisión de 640,000 toneladas de CO2 al año, según la empresa.
Aunque desde hace un año la planta termosolar no está en operación por un mantenimiento debido a una fisura en los tanques de sales, su instalación en Chile supone una referencia de grandes proyectos para acelerar la transición energética.
Erigir una similar requiere estudios para geografías como la dominicana, con alto nivel de humedad, días nublados y menor radiación.
El estudio de CAF señala que, aunque todos los países de la región deben sumarse a los esfuerzos por disminuir las emisiones energéticas, la velocidad y las estrategias para hacerlo serán específicas a la realidad de cada nación.
Para afrontar los retos de la transición energética, el RED plantea cuatro políticas transversales:
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Financiamiento verde
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Mercados de carbono e impuestos al carbono
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Tecnologías de captura y uso de carbono
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Economía circular