La semana pasada, el ministro de Energía yMinas, Antonio Almonte, a quien muchos llaman por su apodo “Toñito”, se fue en elogios hacia su ministerio y el gobierno en sentido general porque la empresa Precipitate Gold había descubierto “nuevas anomalías de oro en Pueblo Grande, un proyecto minero próximo a los yacimientos de Pueblo Viejo”. Para Almonte, la presencia de Precipitate Gold muestra la confianza de las mineras en el gobierno dominicano.
Pero al mismo tiempo, proyectos vigentes de minería tienen años, algunos décadas, detenidos por la lentitud en la burocracia dominicana relacionada con los proyectos de minería.
Solo hay que tomar como ejemplo la exploración deGold Quest, en San Juan de la Maguana, que tiene cerca de un cuarto de siglo esperando por los permisos de lugar para continuar con su proceso.
O del propio Barrick Gold, en Pueblo Viejo, que desde hace tres años tiene una licencia para realizar un estudio de factibilidad con el fin de determinar si procede una nueva presa de colas que le permita expandir su exploración.
¿De verdad aplican los auto elogios en ese tema?