El periodista mexicano Jorge Ramos, una de las voces hispanas más respetadas en Estados Unidos, confesó este domingo que escribe para sacar cosas atoradas en su garganta y su estómago ante la crudeza del mundo de hoy.
«Escribo para no explotar», aseguró el cronista en entrevista con EFE, a propósito de su libro ‘Así veo las cosas: lo que nunca te conté’, una antología de algunas de sus principales columnas y confesiones de su vida profesional y personal.
- Ramos, presentador de Univisión, es reconocido como un cuestionador de presidentes. Nicolás Maduro lo expulsó de Venezuela; Donald Trump lo sacó de una rueda de prensa en Estados Unidos, y el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, se enojó porque el periodista le demostró el alza de la violencia en su mandato.
«Soy un desobediente. He entendido que en el periodismo tengo que hacer dos cosas: reportar la realidad tal y como es y cuestionar a los que tienen el poder», confesó.
El libro de Ramos, publicado por editorial Planeta, inserta casi un centenar de columnas de las más de 1.000 escritas en los diarios por el cronista, reflexiona sobre la ética en el periodismo y desvela el lado humano del entrevistador, con experiencia como corresponsal en siete guerras.
Acusado de comunista
Ramos vive en Miami, donde muchos opinan que quien critique a Trump es comunista, pero se quedan sin argumentos, cuando el periodista es acusado por Maduro de paladín de la derecha y el mexicano López Obrador se molesta con sus preguntas.
«En Miami me acusan de comunista; luego cuestiono a Maduro y ya no entienden; me gritan derechista, y cuando me enfrento a Trump, tampoco comprenden. Yo creo que lo único que deben entender es que siempre voy a estar del otro lado del poder», señala.
El analista lamenta la falta de hombres brillantes en la política mundial y echa de menos a prestigiosos pensadores del pasado.
«Estábamos acostumbrados a tener grandes líderes en la época de Mijaíl Gorbachov y en la de Ronald Reagan. A mí me gusta hablar de Desmond Tutu en Sudáfrica; me gusta pensar en grandes humanistas, pero no veo a alguien como Nelson Mandela que nos diga hacia dónde debe ir el mundo», dice.
Piensa en Estados Unidos, donde nacieron sus hijos, y reconoce que ese país desapareció como líder mundial con los presidentes Trump y Biden.
«En otro lugar Trump hubiera sido descartado como candidato, pero va delante en las encuestas para presidente. Un hombre culpable de abuso sexual, con 34 cargos de falsificación de documentos por pagarle a una actriz porno para interferir en una campaña y más de 90 cargos por no aceptar los resultados de las pasadas elecciones», disertó.
Corredor de vallas
De joven, Ramos fue un buen corredor de los 400 metros con vallas, pero se lesionó. En 1983 viajó a Los Ángeles y allí se convirtió en inmigrante.
Los primeros años fueron duros. Debió vencer la soledad, afinó el oído y se preparó para entrar a las Grandes Ligas del periodismo.
«De joven me rompieron la nariz tres veces, sin embargo, desarrollé el oído y la vista, dos sentidos importantes para encontrar historias», explica.
En su libro revela que sabe tocar guitarra, enumera anécdotas con sus hijos y se burla de su dolorosa experiencia como corredor del maratón de Nueva York de 1997. Otra es su estrategia en el periodismo, al compartir sólo las historias de otros.
«Un rebelde me apuntó al cuello en Afganistán y salvé mi vida al darle 15 dólares; eso nunca lo escribí. La experiencia la vivo de dos maneras, una lo que reporto; otra cómo lo vivo», confiesa.
Ramos se define como inmigrante y periodista, aunque, según dice, si pudiera preferiría ser identificado por algo más humano: el papá de Nicolás, Paola y Carlota.
«Nadie ha representado mejor que él a la prensa latina y a la comunidad inmigrante, es la cara de Univisión, la voz de todos nosotros, los latinoamericanos trasplantados», aseguró la novelista chilena Isabel Allende, que escribió el prologo del libro de Ramos.