Hay victorias que desaniman, como la de Félix Bautista en San Juan de la Maguana. Derrotas que perjudican hasta a los que no le votaron, como la de José Horacio. Resultados que deberían ser el final de un ciclo, como los del PRD (gracias por los servicios prestados). Votos totales que ameritan que algunos partidos paguen al PRM por su “alianza“ y no que sean premiados a cargo del erario (el PCR, de Zorrilla Ozuna, es uno pero no el único).
Volverán legisladores más que cuestionados, como Sergio Moya, inexplicablemente postulado de nuevo por el PRM. El Torito después de alabar al Altísimo, se mostró encantado con repetir en el Senado. Hay esperanzas pues, de que en esta segunda oportunidad incluso asista a las sesiones. Hay triunfos que son complicados, como el de Omar Fernández que tiene el reto de seguir adelante sin un partido fuerte y un padre que quizá no entienda cómo dejarle pasar. El PLD ya puede jubilar a la vieja guardia y dejar que los jóvenes trabajen por recuperar su extensa base (incluidos los que se fueron a la FP).
La abstención, altísima, es un mensaje preocupante. El PRM avasalla pero el apoyo real no es tan rotundo. Abinader ya tiene el Congreso que necesita para hacer lo que se debe, si no es que le estorba antes de tiempo el fuego amigo…