Envejecer, esa carrera lenta para acumular recuerdos, remordimientos y uno que otro dolor de cuerpo es hoy en día una ruta muy diferente a la de nuestros abuelos. No solo porque la esperanza de vida promedio vaya en aumento, sino porque muchos otros factores han servido de facilitadores, sobre todo la tecnología. En países desarrollados la población envejeciente supera los Gen Z o los Alfa. En nuestro país alrededor del 10% de dominicanos tiene más de 50 años.
En un reciente artículo publicado en el Harvard Business Review se señala que las corporaciones están reconsiderando tanto sus políticas de reclutamiento como de retiro de sus empleados. Llevados por la falta del talento adecuado y porque se han dado cuenta que las personas después de los 60 pueden aportar y desafiar los clichés que se usaban para rechazarlos: adoptan las nuevas tecnologías, no son más lentos y, muchas veces, lo que les falta en bríos lo compensan con experiencia, capacidad y entusiasmo, especialmente si se les incentiva con nuevas áreas o nuevos equipos de trabajo.
Un fenómeno que cobra cada vez más relevancia en el mundo empresarial es el emprendimiento en la tercera edad. Lejos de ser una etapa de pasividad, para muchos, los años posteriores a los 50 representan una oportunidad única para iniciar nuevos proyectos y alcanzar el éxito. Según datos del CAF-Banco de Desarrollo de América Latina, el 30% de los emprendimientos en la región son impulsados por personas mayores de 50 años. Las razones son múltiples incluidas la dificultad para encontrar empleos por discriminación y el deseo de aportar más a la sociedad. Las startups de esta población tienen más oportunidades de éxito porque en general aportan experiencia, un amplio network, un deseo renovado de reinvención y disponibilidad de recursos y de tiempo que los emprendedores más jóvenes muchas veces no tienen.
¿En cuáles sectores emprenden los mayores de 50? Muchos en las áreas de servicios profesionales, tecnológicos, médicos, turismo, educación, artesanía y artes, entre otras. Una parte de estos emprendimientos lo inician mujeres con mayor éxito.
Teniendo en cuenta el deficiente sistema de pensiones del país, la baja protección social de este grupo unido al hecho de que la población de más de 60 años alcanzará un 20% en el 2030, hay que entender ambos fenómenos y por una parte apoyar y promover los programas de emprendimiento más allá de las universidades, además de revisar las políticas de contrataciones de las empresas. Aprovechemos la tendencia de mercado y la buena noticia de que en los años 20s de este nuevo siglo, para muchos envejecientes, la mecedora puede esperar.