Los políticos de carrera son la causa principal de la decadencia del modelo democrático. No son los partidos o el precepto filosófico de la democracia los que están mal, para nada, el problema estriba en estos personajes.
El político de carrera es una lacra, un parásito que vive de la democracia y la usa para alimentar sus intereses. Su permanencia depende de reelegirse y para ello hace todo lo que haga falta, incluyendo aliarse con quienes son sus rivales políticos, pues en realidad ambos comulgan con la misma idea y son el mismo animal, con distinto color.
Lo peor que tienen los políticos de carrera es que, al hacer de la democracia su modo de vida, matan el sistema, pues lo envenenan con su ideología de “se vale todo” para ser reelegido y alimentan la corrupción en el proceso.
Tomemos como ejemplo el llamado “barrilito” en el Senado. Ahí tienen una expresión clásica de cómo los políticos de carrera se aferran a sus posiciones. Bajo la premisa de que son ayudas para sus representados, este mecanismo no es otra cosa que un fondo de reelección para el político de carrera, que recurre al uso de los recursos públicos para garantizarse su puesto. Este “barrilito” es tan descarado, que no puede ser declarado inconstitucional, pues solo el Senado es capaz de modificarlo al ser una prerrogativa de su presidente. ¿Me copian?
El mayor obstáculo de todo este lío es que no tiene solución. ¿Por qué? Pues sencillo, porque son los mismos políticos de carrera los llamados a tomar las medidas correspondientes para eliminar esa práctica. La mayoría de ellos se refugia en el Congreso Nacional, el que debe legislar para poner coto a esas reelecciones exageradas, así que poco futuro tiene cualquier iniciativa a esos fines. Como pasó con el “barrilito”, que hubo uno que hasta amenazó con renunciar si no se eliminaba y, al final, todo fue una pantomima y ahí está usando el dinero del fondo.
Tome nota la generación futura de políticos. No vean ese mundo como una carrera, por favor. Mírenlo como una forma de servir a la democracia, eso es lo mejor para toda la sociedad dominicana, no sólo para su estilo de vida.