El sociólogo Sergio De la Calle se considera a si mismo como “un activista del humor”, pero confiesa que “no celebra el Día Mundial de la Risa, el primer domingo de mayo, ni tampoco el Día Internacional de la Diversión en el Trabajo, en el mes de abril, ni nada parecido”.
Conoce esas fechas simbólicas, entiende su valor y respeta a las organizaciones o personas que las promueven, pero no cree que “el humor o la diversión se deban encapsular en un día en concreto”.
“La frecuencia y la repetición en el día a día son la clave de todas y cada una de las dimensiones de la vida, incluido el humor, y sobre todo, el humor”, asegura este especialista en recursos humanos, talento y cultura.
“Es una pena reservar el humor solo para las grandes ocasiones. Todos los días hay momentos para la risa. No hay que esperar a una fecha determinada del año ni a la cena del sábado con los amigos (generalmente a partir del segundo vino)”, recalca.
De la Calle elogia el sentido humor en todas sus formas y circunstancias, lleva la risa como estandarte, considera que la jovialidad es una vacuna contra la adversidad, y nos invita a hacernos conscientes de esa “herramienta poderosa y valiosa que es la sonrisa” y a saber utilizarla con un buen propósito.
Por algo, este sociólogo ha ganado con su libro “La risa asusta al miedo” el Premio Feel Good, un certamen literario que impulsa el optimismo entre escritores y lectores, a partir de historias con autenticidad y sentido que transmitan alegría y bienestar, contagien ideas positivas y ayuden a ser más fuertes, sanos y felices.
Humor en tiempos de crisis
De la Calle comparte algunas reflexiones con Efe: “dondequiera que miremos, parece haber una crisis, ya sea económica, climática, política o bélica, muchas veces, todas al mismo tiempo”, admite el sociólogo, que a continuación, se pregunta si “en este escenario adverso, puede haber espacio para el humor”.
Su respuesta es afirmativa y rotunda: “¡Sí! Aunque no sea obvio, en los tiempos de crisis la risa se vuelve más necesaria y útil, porque el humor es una brújula para orientarse en medio del caos; un ‘airbag’ para los accidentes emocionales; y un faro que nos guía en la oscuridad”, señala este profesional, con una trayectoria destacada en el mundo de la empresa y la universidad.
“El mundo necesita reír más y más a menudo. Y no va a hacerlo solo. Tenemos que poner de nuestra parte. Un poco. Pero todos los días, con pequeñas acciones cotidianas que podrían considerarse de pequeño valor, pero que en conjunto y con perseverancia se vuelven poderosas, según asegura.
“Disfrutemos, pues, de los pequeños momentos. Atesorémoslos. Que no pasen desapercibidos. Que no tenga que llegar el dolor para que nos demos cuenta del valor que tenían”, recomienda.
De la Calle resalta, que tenemos derecho a sentirnos tristes de tanto en cuanto, y si ese sentimiento nos embarga de forma sostenida, no hay que enmascararlo con una sonrisa falsa, sino hablar de ese sentimiento con las personas adecuadas.
“No hay que preocuparse. Después de la tristeza llegará la sonrisa, de manera natural y espontánea, cuando sea oportuno”, señala.
De la Calle sostiene que “La risa asusta al miedo”, desde el más ligero hasta el más gravoso, y para demostrarlo pone tres ejemplos, que abarcan desde una situación común del día a día hasta las circunstancias más rudas y excepcionales.
“Todos los días nos miramos al espejo. Unos pocos lo hacen de frente; muchos parándose el tiempo justo; y otros, ‘de refilón’, mientras que algunos evitan mirarse”, comenta este sociólogo.
Señala que “todos, sin excepción, esconden alguna inseguridad ante el espejo, debido a algún complejo físico”: esa sensación de malestar y angustia asociada a una percepción negativa sobre nuestro propio cuerpo o alguna de sus partes.
La risa asusta al miedo
Para De la Calle “reírse de los complejos no los soluciona, pero los hace mucho más llevaderos, y hasta disfrutables. Cuando eres capaz de reírte de una supuesta carencia, eso se convierte en una fortaleza, como apunta la canción ‘Maybe I’m not pretty, Maybe I’m just FUN (Tal vez no soy bonita, tal vez solo soy divertida)”.
“Es una alegre melodía que esconde la triste historia de una chica acomplejada por su físico, pero que se rebela a sufrir por ello. Ser bella es algo meramente físico, pero ser atractiva es cuestión de carácter y personalidad. Lo primero es temporal, caduca rápido y no vuelve. Lo segundo te acompaña hasta el último día”, señala.
“Reírse cuando la enfermedad llama a tu puerta hace que el aplicar el sentido del humor sea más arduo, pero el ya fallecido científico Stephen Hawking, afectado por una esclerosis lateral amiotrófica (ELA), afirmó en una ocasión que ‘La vida sería trágica si no fuese tan divertida’, una frase que para él representó más que una filosofía de vida”, según De la Calle.
Hawking, al que la gente reconoce por su coraje ante la adversidad, tenía una cargada agenda, pero pese a ello, dedicó tiempo a colaborar en las series de ‘Los Simpson’ hasta en cuatro ocasiones y también en ‘Big Bang Theory’, además de crear sus propios chistes sobre ciencia, a los que un canal de televisión dedicó un programa sobre los diez mejores, destaca.
Por último, De la Calle reflexiona sobre el humor en tiempos de guerra, la cual “quizá produzca el miedo más terrible”.
Pone como ejemplo un caso que tuvo lugar en el infierno bélico de Siria, donde “encontramos a Abdullah, el padre de Salwa, una niña de cuatro años que sufrió una crisis nerviosa después de que unas bombas cayeran muy cerca de su casa”, según explica.
“Para que su hija no se asustara con las constantes detonaciones, Abdullah se inventó el juego ‘¿Avión o bomba?’, en el que la niña debía adivinar a qué correspondía el zumbido por encima de su hogar”, según señala De la Calle.
“A partir de ese juego, Salwa comenzó a anticipar las detonaciones e incluso a reírse cuando ocurrían” añade.
“La película ‘La vida es bella’ también recoge ese espíritu de convertir el horror en juego, pero como sucede siempre, la realidad supera la ficción”, concluye este sociólogo que finaliza destacando una frase de Viktor Frankl, en el libro ‘El hombre en busca de sentido’:
- “El humor es otra de las armas con las que el alma lucha por su supervivencia”.