El orden mundial que tenemos hoy nos costó dos guerras mundiales y millones de muertos. Si bien nunca hemos vivido en paz desde entonces, por lo menos en el interín dejamos establecido que un planeta en conflicto armado no conviene a nadie y que vivir en una calma relativa, aunque sea de guerra fría, nos viene mejor a todos.
Dicho eso, llevo un tiempo pensando que nos estamos entusiasmando demasiado en difuminar ese orden y que nos encaminamos hacia un nuevo mundo que luce menos libre, más radical y muy conflictivo.
Y entonces, justo antes de escribir este comentario, me topo con esta cita: “Todo lo que hemos visto en los últimos 12 meses demuestra que el sistema internacional está a punto de desmoronarse”. Lo declaró a la Agencia Francesa de Prensa, Agnès Callamard, secretaria general de Amnistía Internacional, quien entiende que ese orden mundial construido después de 1945 está en serio peligro por las conductas de naciones como Israel, Estados Unidos, Irán, Rusia, China y algunas europeas. Sostiene Amnistía Internacional que los derechos en todo el mundo han sido objeto de ataques, lo que incluye “restricciones excesivas” y se extiende hasta la “vigilancia algorítmica”.
Suscribo cada palabra de lo que plantea Amnistía Internacional y su secretaria general. Tengo exactamente la misma preocupación y pienso en ello a diario. Así como pienso en la majestuosidad del universo todos los días, siempre dedico un espacio en mi mente a lo que ocurre en el mundo y su impacto en la vida de mis hijos en unas décadas. Y no me gusta lo que se ve en el horizonte, para nada. El fanatismo religioso, los intereses económicos y el extremismo ideológico se han combinado para ponernos nuevamente de frente al cataclismo global. Nadie quiere ceder y por eso estamos otra vez a las puertas de conflictos descomunales que no tienen sentido.
Hay que encontrar voces que llamen a la paz, al orden, a la cooperación económica, al silencio de los cañones, a la tolerancia religiosa a todos los niveles, al respeto a la democracia. Eso es más bonito que todo lo otro.