Poco más de medio centenar de restos mortales pertenecientes a egregias personalidades dominicanas reposan para la eternidad en el mausoleo oficial de los héroes nacionales. Quienes visiten ese sagrado lugar podrán constatar que allí descansan en paz héroes, próceres y mártires de diferentes gestas históricas: independentistas, militares defensores de la soberanía, restauradores, nacionalistas, antimperialistas, poetas, músicos, educadores, escritores, historiadores y políticos.
Curiosamente, faltan por exaltar figuras claves de la resistencia nacionalista contra la primera ocupación militar norteamericana, así como también mártires y luchadores antitrujillistas, al igual que quienes el 30 de mayo de 1961 ajusticiaron al dictador Trujillo, considerados héroes nacionales.
Todavía hay personajes del pasado a la espera de una valoración justiciera de su accionar público a fin de determinar si procede o no su exaltación al Panteón de la Patria. Asimismo, tenemos héroes cuyos restos -debido a circunstancias especiales- descansan en panteones familiares, razón por la cual existe la figura jurídica de “extensión del Panteón de la Patria”, conferida a varios monumentos que hoy son importantes lugares de memoria.
El primer monumento “extensión del Panteón de la Patria” fue nada menos que la Puerta del Conde, que desde 1944 albergó los restos de Duarte, Sánchez y Mella, hasta que en 1976 el Altar de la Patria fue reubicado en el sobrio e imponente mausoleo que se encuentra en el parque Independencia.
Igual categoría tiene el monumento-mausoleo a los héroes de las expediciones de Constanza, Maimón y Estero Hondo, erigido en el Centro de los Héroes, en Santo Domingo, colindando con la parte posterior del edificio de la Suprema Corte de Justicia. Por alguna razón, los despojos mortales de los héroes de junio del 59 nunca fueron trasladados al Panteón de la Patria, que es donde merecen estar, aun cuando por disposición del Congreso Nacional el monumento donde se encuentran fue consagrado como extensión del Panteón de la Patria.
Otro monumento con análoga categoría es el mausoleo de las Hermanas Mirabal, en Conuco, Salcedo, donde se conservan sus restos mortales y los de Manuel Aurelio Tavárez Justo, héroe nacional. Permanecen en el olvido, en espera de una justa rectificación histórica, los compañeros de Manolo que se inmolaron en el movimiento guerrillero de 1963, declarados mártires de la Patria mediante la ley No.150-04.
El mausoleo donde reposan los restos de Juan Bosch, en el Cementerio Ornamental de La Vega, ostenta categoría de “dependencia exclusiva del Panteón de la Patria” hasta tanto sus restos sean trasladados definitivamente al Panteón de la Patria. Hay quienes consideran que no muy lejos está el día en que Joaquín Balaguer, a quien el Senado de la República le otorgó el título de Gran Propulsor de la Democracia, y José Francisco Peña Gómez, declarado gran maestro de la política nacional, sean eventualmente exaltados al Panteón de la Patria.
Si Pedro Santana en el panteón nacional ha sido tan controversial, ¿cuál será el comportamiento de las pasiones políticas en caso de que llegar el momento de valorar el papel histórico de estos relevantes líderes históricos contemporáneos? Es evidente que, conforme a una conocida frase atribuida a Campoamor, en el Panteón de la Patria “ni están todos los que son, ni son todos los que están”.