No hay que ser un genio para saber que la posición fijada por Amnistía Internacional con relación a la República Dominicana y las deportaciones de haitianos indocumentados no sería la misma, por ejemplo, si se tratara de Estados Unidos con los mismos haitianos.
Solo hay que recordar las imágenes de unos vaqueros persiguiendo en caballos y con lazos a inmigrantes de Haití en territorio estadounidense, lo que no generó las críticas que hoy recibe el país.
La República Dominicana ha sido firme en su posición de hacer cumplir las leyes migratorias y tiene todo el derecho del mundo para hacerlo.
Pero de igual manera, debemos cuidar las formas en algunos procesos de deportación para, precisamente, evitar que organismos internacionales elijan situaciones específicas, no generalizadas, para tratar de sancionar al país.
No olvidar tampoco, que somos una nación con más de tres millones de dominicanos regados por el mundo, con una cuota que igualmente se encuentra en condición irregular en otros Estados y que todos esperamos que no sean sometidos a vejámenes de ningún tipo.
Se apoya cumplir la ley, pero también evitar los abusos.