Voy a decir esto de forma directa, porque no tiene manera de que se escuche bonito o de disfrazarlo: Hamás no es igual a una Palestina libre, no, no lo es, ni lo será en el futuro. Hamás jamás será democracia, porque es una organización extremista islámica, que su credo es sencillo: hacerse con el poder para establecer una dictadura islamista al estilo talibán en ese futuro Estado palestino que sea creado.
Podemos odiar lo que hace Israel en la Franja de Gaza, podemos odiar la guerra, podemos odiar la mano blanda de los países árabes que rodean esa zona, podemos odiar las acciones ambivalentes o convenientes de las democracias occidentales, porque cada cosa tiene sus motivos para ser odiada, repudiada y condenada. Pero a esa lista hay que añadir el odio a Hamás, que astutamente mantiene una estrategia para conseguir que se decrete un Estado palestino, del cual buscará tomar el control a la fuerza.
En ese conflicto lo que hay que conseguir es que haya un detente urgente, para luego sacar de carrera a Hamás y al gobierno extremista que lidera en Israel, dominado por un sector que no representa la mayoría de la población y que, como Hamás, usa el odio, el miedo, la violencia y la venganza como mecánica de conseguir apoyo y justificarse.
Hamás y el gobierno de Netanyahu son dos cabezas de una misma bestia, por eso se comportan como tal. El único problema es que a Netanyahu y su gente les queda poco, pues en las próximas elecciones serán expulsados del poder, pero a Hamás no habrá quien lo saque, porque en la Franja de Gaza no se han celebrado elecciones en más de una década. Y ahí es que estriba el peligro. Detener la guerra, parar la masacre, debe ser la urgencia de la comunidad internacional. Conseguir que se concreten los acuerdos de Oslo y se cree un Estado palestino debería ser el próximo paso. Lo que sí no se debe permitir, bajo ningún concepto, es que Hamás sea actor y que se le abra la puerta a acceder al poder, porque eso sería una desgracia para el pueblo palestino. Hamás convertirá a Palestina en un Afganistán, no lo duden. Entonces, ¿cómo logramos una Palestina libre sin Hamás? La respuesta podría pasar por una guerra civil.