La Victoria vuelve a ser escenario de otro incidente trágico, lo que pone de nuevo sobre el tapete la necesidad de cerrar ese vetusto centro carcelario.
Esta vez 11 reclusos murieron por un incendio de causas desconocidas, algunos de ellos atrapados en sus celdas sin poner huir de las llamas.
La Victoria es una institución que debió ser cerrada, como dijo el presidente Luis Abinader, hace 30 años. Lo curioso es que nadie haya logrado ponerle el candado a un lugar tristemente famoso por su hacinamiento y por los negocios ilícitos que allí se gestan.
¿Será por eso que no cierra ese antro que provoca la vergüenza de la República Dominicana a nivel internacional cuando se toca ese tema desde la perspectiva de derechos humanos?
Es tiempo de ponerse serios con este asunto y tomar una decisión definitiva sobre La Victoria, de modo que su cierre no se postergue más y que los reclusos puedan migrar a un sistema carcelario moderno y con programas correctos de rehabilitación.
Es una deuda social que tenemos pendiente y no hay excusas para obviar las pautas necesarias para su clausura.