La primera fotografía de Catalina, la princesa de Gales, desde su cirugía abdominal hace casi dos meses fue publicada el domingo luego de semanas de conjeturas acerca de su paradero.
Pero posteriormente The Associated Press y otras agencias noticiosas retiraron la foto porque parecía haber sido manipulada, lo que desató aún más especulaciones.
La imagen de Catalina, en la que aparece sentada en una silla rodeada por sus tres hijos, fue atribuida a su esposo Guillermo, el príncipe de Gales y heredero al trono británico, y se dijo que había sido tomada esta semana en Windsor.
“Gracias por sus amables deseos y su apoyo continuo durante los dos últimos meses”, dijo Catalina en redes sociales. “Deseo a todo el mundo un feliz Día de la Madre”.
En un principio la AP publicó la fotografía, que fue divulgada por el Palacio de Kensington. Pero posteriormente la agencia noticiosa la retiró debido a que, luego de un examen más cuidadoso, aparentemente la fuente había manipulado la foto de una manera que no está a la altura de los estándares de la AP. La imagen muestra una discrepancia en la alineación de la mano izquierda de la princesa Carlota.
La oficina de prensa del Palacio de Kensington no abre los fines de semana, y un correo de voz que se le dejó a un vocero no había sido respondido por el momento.
La foto fue publicada luego de semanas de grandes especulaciones en redes sociales sobre el paradero de Catalina desde que el 29 de enero salió del hospital, donde pasó casi dos semanas debido a una cirugía programada con antelación. No se le había visto en público desde Navidad.
La familia real ha estado bajo un mayor escrutinio de lo normal en las últimas semanas porque tanto Catalina como el rey Carlos III no pueden cumplir sus tareas públicas habituales por problemas de salud.
Funcionarios de la corona dijeron que Carlos está bajo tratamiento para una forma no especificada de cáncer, descubierto durante una intervención por un agrandamiento de próstata. El monarca ha cancelado todos sus actos públicos durante el tratamiento, aunque se le ha fotografiado caminando a la iglesia y en reuniones privadas con dignatarios y miembros del gobierno.
Catalina, de 42 años, fue operada el 16 de enero y no se han revelado su estado de salud ni el motivo de la cirugía, aunque el Palacio de Kensington, el príncipe Guillermo y la oficina de Catalina han dicho que no está relacionado con el cáncer.
Aunque en un principio el palacio dijo que sólo daría reportes significativos y que la princesa no retomaría su agenda oficial antes de Pascua —que este año es el 31 de marzo—, el mes pasado emitió otro comunicado en medio de rumores y teorías de conspiración, en el que indicó que ella se encontraba bien y se remitió al comunicado anterior.
“El Palacio de Kensington dejó claros en enero los plazos de la recuperación de la princesa y que sólo transmitiríamos novedades significativas”, señaló el palacio el 29 de febrero. “Esas indicaciones se mantienen”.
En ese momento, personal de la corona dijo al diario The Sun que “hemos visto la locura en redes sociales y eso no va a cambiar nuestra estrategia. Ha habido mucho en redes sociales, pero la princesa tiene derecho a la privacidad y pide al público que lo respete”.
La semana pasada se plantearon más interrogantes cuando el ejército británico pareció precipitarse al anunciar que Catalina asistiría a una ceremonia de Saludo a la Bandera en junio, al parecer sin consultar a personal de palacio.
La presentación habría sido su primer acto oficial importante desde la cirugía, pero el Palacio de Kensington no confirmó ningún acto público de Catalina. Es el personal de palacio, y no los departamentos del gobierno, quien anuncia y confirma la asistencia de los miembros de la familia real a eventos.
El ejército eliminó después cualquier referencia a su asistencia.
Los medios británicos indicaron que el ejército no había pedido autorización al Palacio de Kensington antes de publicar detalles sobre la asistencia de Catalina en junio, y anunció la cita basándose en las expectativas de que la princesa, en su papel de coronel de la Guardia Irlandesa, inspeccionaría a los soldados en la ceremonia militar anual.