Nadie puede negar que, en los últimos 30 años, la República Dominicana ha logrado avances notables en diferentes aspectos de la sociedad.
Somos un país más moderno, con mejores vías de comunicación, con tecnología y demás.
Pero no hemos logrado avanzar en el pensamiento colectivo que se necesita para realmente progresar como nación.
Todavía estamos muy limitados a pensar en nuestro bienestar particular, sin hacer una conciencia real de que, como país, necesitamos una mentalidad más colectiva.
Muchos de nuestros políticos han demostrado un nivel de incoherencia asombroso: hacen lo que antes criticaban y critican lo que antes hacían.
Pero más preocupante todavía es justificar acciones que ponen en peligro la institucionalidad del país.
Se advirtió previo a las elecciones municipales, cuando se intentó sembrar dudas sobre el manejo de la Junta Central Electoral.
Y ayer se repitió con el abandono de congresistas de la oposición previo a la rendición de cuentas del presidente Luis Abinader.
Sí, los hoy oficialistas hicieron lo mismo hace cuatro años en la oposición, pero dos malos no hacen uno bueno… ni de cerca.