Los resultados de las elecciones municipales del pasado domingo son una muy mala noticia para la oposición política, que no encuentra un argumento para poder justificar lo que fue una paliza electoral y se encuentra en una encrucijada de cara al proceso presidencial y congresional de mayo próximo. El domingo lo que hubo fue una barrida total por parte del Partido Revolucionario Moderno (PRM). Olvídese de los argumentos de la abstención, estas elecciones municipales fueron el barómetro más certero del poder que tiene el oficialismo y su capacidad para ejercerlo.
A la oposición solo le queda un camino, la unidad total de cara a mayo, sino es que quiere dejarle el camino expedito a la reelección a Luis Abinader y que el PRM asuma el control absoluto del Congreso Nacional. Este triunfo fue tan grosero que ni siquiera le veo oportunidad alguna a Omar Fernández como senador del Distrito Nacional bajo el esquema actual opositor, por lo que reformular todo su proyecto es urgente si quieren evitar que el gobierno actual se alce con todo el banquete electoral.
¿Qué pueden hacer? Correr juntos en todos los niveles congresionales y presidenciales desde la primera vuelta. Dejarse de egos y reconocer que los candidatos presidenciales actuales o anteriores no mueven un voto. Tienen que acudir a las urnas como un monolito que sea capaz de balancear un poco el escenario de poder. Sí, balancear, porque de ganar nacarile. No veo posibilidad alguna de que la oposición, aunque esté unida, pueda derrotar al PRM y su poderío. Su mayor aspiración será intentar evitar un acaparamiento del Congreso Nacional que sería terrible para la democracia.
Leonel Fernández, Danilo Medina, Abel Martínez y Miguel Vargas deben sentarse con carácter de urgencia a conversar y botar el golpe de esta pasada de rolo que recibieron, sino es que quieren ser apaleados nuevamente y convertirse en meros espectadores del panorama político en el próximo cuatrienio. El tiempo corre y buscar excusas poco convincentes a la paliza del domingo no les sirve de nada, lo que les queda es “vender” que el balance democrático es lo mejor para todos, porque es la verdad.