Debemos dar por un hecho que los precios de las mercancías y la materia prima subirán de nuevo, lo que nos coloca en otro escenario de alzas con su correspondiente golpe inflacionario.
Si bien la inestabilidad global provocada por los coletazos de la pandemia y la guerra en Ucrania se había controlado de manera razonable, a pesar de sus intensos efectos en la economía global, lo cierto es que la guerra en Gaza entre Israel y Hamás nos ha colocado de nuevo en un escenario complejo, pues uno de los efectos derivados del conflicto ha sido el tráfico de carga por el mar Rojo.
Ese cuerpo de agua, que es la puerta al Canal de Suez desde Asia y la salida de las embarcaciones que viajan desde Europa, se ha infestado de rebeldes yemenitas que atacan los barcos como forma de protesta por la ofensiva de Israel en Gaza y contra Hamás.
Los barcos, por seguridad, ahora toman la ruta del sur de África, lo cual ha provocado que los costos de los fletes se disparen, pues a ello se suma que el Canal de Panamá tiene su propia crisis por falta de agua. Entonces, no estamos para proyectar inflación, más bien debemos darla por un hecho a corto plazo.