A pesar de que hoy celebramos la visita de diez millones de turistas y que los ingresos del turismo alcanzan casi el 16 % del PIB, la evolución de esta industria no ha seguido un plan ordenado de desarrollo. Nació de forma artesanal hace medio siglo como iniciativa privada y con un crecimiento lento pero progresivo. Hoy somos el primer destino del Caribe insular y el segundo de América Latina. Una posición definitivamente apetecible.
La contribución del Estado a tales logros ha sido el soporte colateral a través exenciones fiscales y la construcción de obras y vías de comunicaciones. En los últimos treinta años, sin embargo, ha participado de forma activa en la promoción de la marca y el destino país.
Hoy Pedernales es un reto inédito del Estado para involucrarse más allá del apoyo; es participar de forma directa como inversor: ser socio en condición de desarrollador estratégico.
¿Por qué, siendo el turismo una actividad de aporte grueso al PIB, el Estado no puede hacer inversiones de capital? Lo hacen Estados Unidos, China, India, Francia, Japón, Alemania, Arabia Saudí, Reino Unido, España y Turquía con inversiones que van desde 180 000 a 20 000 millones de dólares en proyectos y activos de turismo -hotelería, establecimientos de ocio, transporte turístico, entre otros- y a través de las modalidades asociativas más diversas: joint-venture, adquisición accionaria, concesiones o alianzas estratégicas.
La inversión del Estado dominicano en el sector, además de ser redituable a largo plazo, constituiría un aval de confianza para atraer el capital por vía de la capitalización pública (en mercados de valores) o de la suscripción privada (mediante procedimientos rigurosos de selección).
Pedernales, como destino, es la oportunidad para un proyecto de primera referencia en el desarrollo turístico de la región del Caribe. Nuestra industria está lo suficientemente madura para dar el salto. En esta empresa pueden concurrir las mejores condiciones, que, bien aprovechadas y gestionadas, reportarían resultados hasta en lapsos de tiempo más cortos que los programados.
El Estado dominicano viene trabajando en la estructura legal y financiera de la capitalización del proyecto turístico de Cabo Rojo y ha iniciado la primera etapa de su desarrollo con la construcción de 4700 habitaciones hoteleras y un aeropuerto internacional, más toda la infraestructura de servicios y de entretenimiento. En las fases posteriores se prevé completar las 12 000 habitaciones que garanticen la sostenibilidad de los proyectos y el retorno de la inversión. Las famosas cadenas hoteleras Hilton, Marriott, Sunwing, AmResorts, Iberostar Group y Karisma Hotels & Resort operarán inicialmente estos hoteles.
El Gobierno ha estado muy centrado en este proyecto, y, no bien se instaló, el presidente Luis Abinader, mediante el Decreto 724-20 del 22 de diciembre de 2020, dispuso la constitución de un fideicomiso público para el desarrollo turístico de la provincia Pedernales y zonas contiguas, denominado Fideicomiso Pro-Pedernales. Ya el 14 de enero del 2021 el Estado, representado por la Dirección General de Alianzas Público-Privadas, en su calidad de fideicomitente y de fideicomisario, suscribió con la Fiduciaria Reservas, S. A. el acto constitutivo del Fideicomiso Pro-Pedernales con el objeto de “planificar, diseñar, promover, implementar y ejecutar los proyectos de desarrollo del Polo Turístico de Pedernales”. Los terrenos de Cabo Rojo fueron aportados a este fideicomiso.
Si bien el fideicomiso tendrá a su cargo la gestión de todos los proyectos de desarrollo turístico de la provincia Pedernales en los que participe el Estado, los requerimientos de capitalización de Cabo Rojo hicieron necesario que operara puntualmente a través de una sociedad anónima de capital mixto en la que el Estado sea accionista mayoritario a través del Fideicomiso Pro-Pedernales y que asegure aquellas funcionalidades que el fideicomiso, como técnica de control patrimonial, no puede satisfacer por sí solo: (a) emitir valores de oferta pública, de manera que inversores minoristas e institucionales puedan participar como accionistas a través del mercado de valores; (b) una estructura de gobierno participativa, flexible y sujeta a un régimen fiduciario; (c) la participación directa de los propios socios en la gestión de la empresa conjunta; y d) la operación de un instrumento corporativo de arraigado uso en la práctica de negocios de la República Dominicana.
De esta manera, el capital de la sociedad se abrirá en fases distintas a tres segmentos: el Estado, que nunca tendrá una participación menor al 51 % del capital suscrito y pagado; los inversionistas estratégicos privados que además del capital aporten el know how; y el público en general con interés en adquirir acciones a través del mercado de valores.
La capitalización abierta se impone, ya que el Estado no puede asumir por su sola cuenta los costos de un proyecto de esa magnitud ni tiene la capacidad para gestionarlo con los deseados estándares de eficiencia; por tanto, se hace imperativa la integración del capital privado en un emprendimiento de inversión mixta.
Este megaproyecto está llamado a corregir en su planificación, construcción y operación las grandes deficiencias de otros polos como Boca Chica, Juan Dolio, Bávaro y Samaná. Aprender de esas experiencias será crucial, pero sobre todo mirar matrices de desarrollo en otras regiones del mundo. Debemos rebasar el “turismo de fortaleza”, modelo que confina al visitante a los límites de los hoteles donde se aloja sin una conexión vital con la comunidad y paisaje vecinos. Pedernales tiene playas, sol, foresta, montañas y una biodiversidad admirable.
Ni Pedernales ni Cabo Rojo deben politizarse. No es una obra política. Ni el Gobierno debe procurar bonos electorales con la promoción de los proyectos ni la oposición criticar ociosamente sin más interés que la descalificación oportunista. Se trata de un esfuerzo de nación que trasciende los umbrales electorales. Saquemos a Pedernales de la cartelera circense que anuncia la campaña. Aboguemos por el éxito de este emprendimiento como inmejorable oportunidad para que las cosas se hagan bien. Para que al país le vaya bien.
Pedernales, como destino, es la oportunidad para un proyecto de primera referencia en el desarrollo turístico de la región del Caribe. Nuestra industria está lo suficientemente madura para dar el salto. En esta empresa pueden concurrir las mejores condiciones, que, bien aprovechadas y gestionadas, reportarían resultados hasta en lapsos de tiempo más cortos que los programados.