La Operación Nido ha dejado al descubierto un complicado esquema de estafa que deja a cualquiera con la boca abierta. También nos invita como sociedad a reflexionar sobre la cultura del engaño que se ha arraigado en el país.
Sabemos que casos como el presentado en la Operación Nido no son nuevos ni únicos. Estamos conscientes de que las estafas son peligrosamente cotidianas en la República Dominicana, una realidad de la cual no debemos estar para nada orgullosos.
El asunto principal de la estafa es que consiste en un grupo de gente que no tienen ningún tipo de problema en, mediante el engaño, timar a otros, usualmente a sus propios compatriotas, para sostener su estilo de vida.
Es increíble como este tipo de persona duerme con su conciencia tranquila, a pesar de usar el engaño como modo de sustento. La estafa parte de una educación pobre a nivel de casa, escuela y comunidad, pues los estafadores son incapaces de sentir empatía, porque si la tuvieran, no pudieran dormir en paz. Así que tenemos esa asignatura muy pendiente como sociedad, la de no criar más estafadores.