Se ha convertido en una penosa costumbre ver que los dominicanos solicitamos que se apliquen las leyes y se sancionen las violaciones a las mismas… siempre y cuando no nos afecte.
Es la típica historia del policía recto que queremos para la sociedad, pero que sea suave cuando nosotros somos los infractores de turno. ¿Es eso ser coherente?
La verdad es que no.
Y es un problema que afecta severamente a la República Dominicana de manera general.
Los que antes cuestionaban hechos y decisiones, hoy son los que los cometen y las ejecutan… solo que desde otro lado de la mesa.
Y los que antes justificaban cada una de sus acciones, buenas o malas, hoy critican a aquellos que hacen exactamente lo que ellos hacían con regularidad.
¿Podemos avanzar como sociedad si seguimos siendo tan hipócritas?
Se puede entender que una persona cambie de parecer ante un tema específico… esa es la vida.
Pero absolutamente nada justifica, ni tampoco beneficia al país, que las posiciones sean antojadizas y solamente sujetas a intereses de momento. Así no se progresa, así solo se cae en el abismo.