Mientras nos preparamos para recibir un año nuevo, podemos seguir jugando con las novedades del Diccionario de la lengua española. Novedades para el diccionario, porque en la calle los hablantes las usamos desde hace tiempo. Y así tiene que ser con los diccionarios.
Les damos los últimos toques a nuestra lista de propósito, que, a lo mejor, no vamos a cumplir. Entre ellos podría estar exigir que se tomen medidas para paliar la pobreza energética (‘Situación de dficultad económica en que se encuentra un hogar, que puede traer consigo la falta de acceso al suministro energético’).
Quizás también disfrutar más del momento y no dejarnos llevar por un tren de vida frénetico (‘Ritmo con que se hace o se produce algo, especialmente si es rápido’).
Sí o sí (‘Sin duda, sin dejar lugar a otra posibilidad’), alejémonos de las personas tóxicas (‘Que tiene una influencia nociva o perniciosa sobre alguien).
Sí o sí pongamos nuestro granito de arena para reducir las huellas, no las que nos dejan los buenos libros y quienes nos quieren bien, sino las inquietantes huella de carbono, huella hídrica y huella ecológica.
Recuerden que la vida no tiene videoarbitraje (o VAR) ‘Sistema de video empleado como ayuda al árbitro, que permite volver a ver una jugada que acaba de ocurrir’). Podemos volver a ver nuestras jugadas, pero difícilmente podemos volver atrás y cambiar nuestras decisiones.
Así que, menos cookies (‘Pequeño archivo de texto enviado por un sitio web y almacenado en el navegador del usuario, cuyas actividades y preferencias captura’) y más galletas, de las dulces, ya me entienden.
Quizás, hasta más superalimentos (‘Alimento al que se le suponen propiedades beneficiosas para la salud añadidas a su valor nutritivo’); aunque estarán conmigo en que no hay mejor superalimento que un buen sancochito para ponerle la guinda a una buena fiesta. Les deseo muchos para el nuevo año.