El jueves 21 de noviembre del 2013 fue puesto en circulación, y su publicación representó un verdadero acontecimiento en el ámbito lingüístico y cultural de la República Dominicana, por tratarse del primer diccionario académico dominicano escrito con rigor lexicográfico. Esto significa que el Diccionario del español dominicano es ya casi un “adolescente”. Hace apenas días se celebró el décimo aniversario de su nacimiento. En mi condición de Miembro Correspondiente de la Academia Dominicana de la Lengua, constituyó para mí un honor inmenso el haber sido parte del equipo lexicográfico que laboró en el proceso de materialización de tan patriótico proyecto, ideado y asesorado por el Dr. Bruno Rosario Candelier, presidente de la academia, y dirigido por la distinguida lexicógrafa de origen español, Dra. María José Rincón González.
Días después de su puesta en circulación, publiqué al respecto un artículo, cuyo contenido, por considerarlo de interés, me permito reproducir de nuevo:
El Diccionario del español dominicano
«La Academia Dominicana de la Lengua y la Fundación Guzmán Ariza Pro – Academia de la Lengua pusieron en circulación, el jueves de la pasada semana, el Diccionario del español dominicano, considerado como “el primer diccionario académico de la República Dominicana” y la “obra más emblemática y relevante publicada por la Academia desde su fundación en 1927″.
Con el rigor lingüístico, metodológico y lexicográfico con la cual fue elaborada, es la primera vez que se publica una obra de esta naturaleza en nuestro país. Debido a esa rigurosidad científica, el Diccionario del español dominicano habrá de convertirse en un referente obligado y necesario para la realización aquí de nuevas investigaciones y producción de nuevas obras de carácter lexicográfico.
Conformado por ochocientas páginas, el diccionario registra un número aproximado de 11.000 entradas, 22.000 acepciones y 8.000 ejemplos. Incluye el léxico del español dominicano de los siglos XX y XXI, vale decir, registra el léxico vigente y frecuente en la actualidad, así como el que está en desuso o en vías de desaparecer por razones generacionales, sociales y cambios en la realidad cultural de la sociedad dominicana.
Al decir del director de la antes citada institución lingüística, doctor Bruno Rosario Candelier, el diccionario se diferencia de las demás publicaciones por ser el primer trabajo colegiado que aspira a recoger y definir, conforme a los más recientes avances de la lexicografía, todas las voces distintivas del español que han hablado y hablan los dominicanos. Aclara que se trata de “una obra descriptiva, no normativa; aparece un léxico usual de los hablantes dominicanos, independientemente de su apego a las normas lingüísticas y académicas”.
Innegablemente que el diccionario constituye un aporte lingüístico bastante significativo, por cuanto se traduce en un instrumento idóneo para el estudio y conocimiento del habla dominicana. Posee esta obra una extraordinaria importancia lingüística y cultural, toda vez que su contenido, además de ponernos en contacto con la identidad cultural de los dominicanos, nos presenta un fiel retrato de la realidad léxica de nuestro país.
Un proyecto lingüístico cuya idea había sido gestada hace ya muchos años, logra finalmente materializarse gracias no solo al esfuerzo mancomunado de la Academia Dominicana de la Lengua y de la Fundación Guzmán Ariza pro- Academia Dominicana de la Lengua, sino también al trabajo del equipo de colaboradores que de manera tenaz laboró durante cuatro años y, fundamentalmente, gracias a la sabia, competente e incansable coordinación de la lexicógrafa y miembro correspondiente de dicha institución , María José Rincón.
En mi condición de Miembro Correspondiente de la Academia Dominicana de la Lengua, formé parte del equipo lexicográfico que trabajó para que hoy tan importante y trascendental obra sea una realidad. Y como sé de su calidad e importancia, entiendo que el Diccionario del español dominicano debe permanecer como material de lectura y consulta en el librero de todo dominicano que se interese por todo lo concerniente a nuestra realidad lingüística y cultural»