Esta semana la comisión congresual que ha elaborado el proyecto de una nueva ley de alquileres entregará su trabajo. Llega en un momento en el que el tema de la vivienda se ha complicado y empieza a generar un problema social. ¿Esta ley lo alivia o lo empeora? Tema complejo, por varios motivos, con diferentes perjudicados y beneficiados.
Pensemos en el proyecto de acelerar el desalojo a los inquilinos que no paguen. Con dos meses de deuda, se podrá pedir la fuerza pública y proceder al desalojo. (Otra cosa es que la concedan.) Un problema social, si pensamos en una familia que vive alquilada y atraviesa un bache económico, por ejemplo la pérdida del empleo. ¿Se le sacará a la fuerza? ¿Se le dejará en la calle? ¿Y si el que alquila vive precisamente de eso? Para muchas familias, la solución a la falta de una pensión es invertir en comprar una vivienda para alquilar y tener así una entrada mensual regular. Si el inquilino deja de hacerlo y se queda ocupando la casa… el que se verá abocado a la miseria será el que vivía de ese alquiler.
Por otro lado, ¿cómo influye la proliferación de espacios habitacionales dedicados a Airbnb y otras plataformas? Por ellas la oferta de alquiler para las familias es menor y más cara. Es más rentable alquilar por periodos cortos, vacacionales. Se gana más y no se corre el riesgo de tener un problema como el anteriormente descrito.
¿Y los hoteleros? ¿Van a conformarse y seguir perdiendo ocupación precisamente por la proliferación de construcciones pensadas exclusivamente para dar servicio a estas plataformas?
¿Comprar está al alcance del sueldo de la clase media y media baja, que son las que mayormente alquilan viviendas? Se sigue construyendo, pero el problema social sigue ahí. Y la precariedad del empleo es una de las causas.