La Unión Europea quiere introducir en la cumbre climática COP28 la idea de que el sector de hidrocarburos haga una «contribución financiera» al desarrollo, como germen de un posible impuesto global para que las empresas del ramo contribuyan a que los países vulnerables puedan adaptarse al cambio climático.
Así queda reflejado, aunque con cierta ambigüedad, en el mandato negociador de la UE para la conferencia climática de Naciones Unidas que se celebrará en Dubai a partir del 30 de noviembre, aprobado este lunes por los ministros de Medioambiente de los Veintisiete.
El texto oficial, que aún no es público pero ha podido consultar EFE, anima a «identificar fuentes de financiación nuevas e innovadoras, incluido el sector de los combustibles fósiles, con el fin de ayudar a los países más vulnerables a mitigar y desarrollar resiliencia contra el cambio climático».
«Sí, es una primera aproximación muy abierta donde queremos destacar que necesitamos mecanismos innovadores de financiación climática y donde los actores no pueden ser solo los actores públicos», respondió hoy la ministra española para la Transición Ecológica en funciones, Teresa Ribera.
La titular española en funciones será una de las negociadoras del bloque comunitario en Dubai, en representación de la presidencia del Consejo de la UE que este semestre ejerce España, en tándem con el nuevo comisario europeo de Acción Climática, el neerlandés Wopke Hoekstra, quien también ha barajado públicamente ese concepto.
En su reciente audiencia ante el Parlamento Europeo para presentar las líneas maestras de su acción como comisario, Hoekstra criticó la industria petrolera -pese a que trabajó brevemente para la petrolera Shell al acabar sus estudios- al considerar que «es terriblemente poco ético que grandes productores de petróleo hayan sabido su papel en el cambio climático y durante años hayan mirado para otro lado».
Agregó que en la COP28 es una prioridad absoluta alcanzar un «acuerdo para un fondo de pérdidas y daños» con «reglas de gobernanza» y se mostró favorable a instaurar «un impuesto internacional al queroseno, al combustible marítimo, a los combustibles fósiles», porque «los combustibles fósiles tienen que ser historia y cuanto antes».
El planteamiento de Hoekstra se asemeja a la referencia que Ribera ya propuso en la Semana del Clima de la ONU celebrada el pasado septiembre en Nueva York, donde pidió un impuesto verde para el trafico marítimo internacional, los viajes aéreos en clase «business» y las transacciones financieras internacionales.
Ribera, que en los últimos días ha estado en estrecho contacto con el nuevo comisario para preparar la conferencia climática de la ONU, retomó hoy ese torrente de ideas sobre impuestos verdes a sectores específicos.
«Necesitamos mecanismos innovadores de financiación climática y los actores no pueden ser solo los presupuestos públicos, necesitamos la implicación del sector privado. También necesitamos una contribución de aquellos que históricamente han contribuido más al problema, desde el sector privado, y que sin embargo han conseguido un beneficio en términos de negocio muy significativo, muy importante», dijo la vicepresidenta española en funciones.
Agregó que en esa lógica debería imperara el principio de «quien contamina paga», que «ha sido regla habitual en la UE y crecientemente en el contexto internacional«.
Justificación de propuesta de financiamiento
«Por tanto, aquellos que estén vinculados a la energía fósil, creemos que deberían hacer una contribución, deberían comprometerse a financiar desarrollo y resiliencia frente a los efectos del cambio climático en los países más vulnerables», añadió Ribera.
- El sector del petróleo y el gas, sólo en la Unión Europea, vio aumentar sus beneficios un 268 % en 2022 al calor de la crisis de precios de la energía, según un estudio publicado el pasado septiembre por la patronal comunitaria de las empresas de generación, Eurelectric.
Ribera subrayó que el sector del petróleo y el gas «todavía invierte muy poco en transformación del sistema energético e invierte todavía menos en el desarrollo compatible con la seguridad climática en los países más vulnerables».
«En ese compromiso que muchos de los actores del sector gas y petróleo dicen tener con la transformación del sector energético y con la acción climática, sería extraordinariamente importante que ese compromiso se materialice en una inversión en los países más vulnerables y afectados por el cambio climático«, declaró la vicepresidenta española en funciones.