Biblioteca de PUCMM en Santiago de los Caballeros. Este es de “los mejores” edificios del país. Su magia haría las delicias de Jorge Luis Borges que, en un libro que contiene sus Narraciones con prólogo de Marcos Ricardo Barnatán (Cátedra, Letras Hispánicas, Madrid: 1997), tiene su relato La Biblioteca de Babel, publicado inicialmente en 1941 dentro de su libro El jardín de senderos que se bifurcan.
Quien esto escribe frecuentaba esta biblioteca durante mucho tiempo. Entras y crees que estás en la enorme Biblioteca de Alejandría (la vieja) que comenzó a construir Alejandro Magno y que luego fue continuada por Ptolomeo I. En 1989 se inició la construcción de la moderna, financiada por la ONU.
En el sistema mundial de bibliotecas, se puede tener “amistad” con esta enorme biblioteca moderna. Se calcula que la Biblioteca de Alejandría, la histórica, la vieja, tenía 490,000 volúmenes. Debo decir aquí que el incendio comenzó en el año 48 A.C., cuando Julio César intentó sitiar el puerto. La moderna, que se intuye está en los linderos de la antigua, tiene una superficie de 36, 770 metros.
Siguiendo con la biblioteca de la PUCMM, la estructura de este edificio muestra una gran solidez. Entre sus libros, quien esto escribe frecuentaba Diario de un Vidente, del argentino Alberto Lagunas. La belleza de este lugar es un diez de diez. Entre sus colecciones, podemos observar el herbario Rafael M. Moscoso (fundado en 1973) que contiene 25,000 especímenes organizados en 296 familias botánicas, el Archivo histórico Héctor Incháustegui Cabral, los fondos de Monseñor Hugo Polanco Brito, el Centro de Información Educativa (CEDIE), el fondo Rafael Herrera Cabral, Documentos de la Guerra Civil 1965, y una buena colección de videos y documentales.
En la parte oculta, que visitamos, esta biblioteca tiene algo interesante: el trabajo de bibliotecarias en “salones secretos” donde contribuyen a la organización de los libros llegados de otras partes del mundo (hemos entrado a estos cuartos ocultos).
Tiene un ala izquierda donde puedes encontrar toda una serie de revistas extranjeras que harían delicias del lector cuidadoso. Se encuentra de todo: es arduo el trabajo pero fácilmente remunerable con el éxtasis de los lectores. Antes de la entrada, podemos ver las obras pictóricas que sirven de antesala de este ambiente digno de ser fotografiado y monitoreado por grandes bibliotecarios del mundo.
Biblioteca del Dominico-Americano en Santiago. Aquí puede leerse a Borges en inglés. En esta misma edición, tienes a Ursula K. Leguin con su relato Los que se alejan de Omelas (The ones who walk away from Omelas). En el mismo volumen, encuentras otro relato de la misma admirada Ursula K. con el título La palabra para mundo es bosque (The word for world is forest). En el caso del texto de Harlan Ellison, que incluye una Lectura Complementaria, en este se nos menciona la siguiente frase: “Un hombre con el rayo”.
La biblioteca es pequeña, pero esconde grandes secretos. No tenemos el dato de si los libros de Patterson están aquí, pero sí sabemos que hay alguno que otro bestseller que animará el aprendizaje de los lectores.
Hay una clara sensación: no puedes hablar alto. Los estudiantes no tienen tanto espacio pero esto es normal. No se trata de una biblioteca de una Universidad, sino de un Instituto. Las obras en inglés conmueven por su uso. No hay grandes misterios: entras, te sientas y de vez en cuando sacas algún volumen. Sin la compañía de una lupa, o con ella, puedes revisarlo todo manualmente, creo que sin hacer las fichas. Como otro instrumento para aprendizaje del inglés, para los estudiantes, y sobre el tema de los libros, recordemos la película Ágora (2009), con la dirección de Alejandro Amenábar y la actuación de Rachel Weisz como Hipatia de Alejandría y Fahrenheit 451 también sobre libros.
Biblioteca de la Unphu en Santo Domingo. Por efecto de su vastedad, en esta biblioteca te sientes como que entras a un “play”. Su grandeza (es enorme), puede hacerte sentir que encuentras en un film. Viene a ti la memoria de una película donde la Biblioteca es circular así como algunos atisban que es el infierno (al que acudirán muchos). Subes sus escaleras y entiendes que todo está hecho bien, según un plan. Los bibliotecarios son particularmente amables.
La grandeza de los pasillos, si estas sentado, invitan a caminar de un lado a otro. Los cubículos son otra cosa: te permiten colocar las pertenencias a un lado.
Como decimos, el diseño circular atisba otras funciones: parece que entras a un cuadro. Te sientes cómodo, alejado del mundanal ruido. Quien quiere tener una experiencia surreal, es recomendable que vaya a este lugar y ande sus pasillos con la sensación de retornar siempre a Babel donde ocurren muchas cosas, pero donde el libro es rey.
Biblioteca de la PUCMM del Recinto Santo Tomas de Aquino. Debido a su amplia luz, en esta biblioteca tienes la sensación de no andar perdido. Entre muchos otros libros en su zona de hemeroteca, hay un interesante diccionario humorístico de Noel Clarasó. No tienes por qué preguntar, sino que vas a lo tuyo: algunos libros han sido dispuestos en otra zona: atlas y diccionarios. La lámpara es uno de los grandes atractivos de la Biblioteca: algo así no lo tiene ninguna y es uno de los ganchos –según algunos–, que tiene la biblioteca para atraer a las multitudes de estudiantes.
Algunos dicen que la gente que viene de otras partes, se siente particularmente asombrada por esta lámpara. Uno indaga cómo fue construida, bajo qué parámetros. Entonces se entiende: se busca algo de Manuel Rueda, o una pequeña obra maestra de Freddy Gaton Arce, De paso y otros poemas, donde éste relata su viaje a Estados Unidos junto a su esposa. Debo decir aquí que entre todos los poetas dominicanos, leídos y ya releídos, Gatón Arce destella por su notable madurez.
Biblioteca del Banco Central de la República. Si hay una biblioteca donde puede sentirse el clamor (algo que en Alejandría existe), es ésta biblioteca ubicada enfrente del edificio de la institución financiera. A ella íbamos a capturar algunas noticias sobre el Caricom en una época perdida en la decadencia. Es cierto también que tiene muchas revistas, de modo que esta sección es uno de sus fuertes. No puede hablarse de que sea una biblioteca de paso, aunque no tiene grandes espacios como la de la UNPHU que se nutre de las obras de Balaguer. Es cierto también que podemos decir que esta biblioteca no es solo para economistas, pero es su fuerte. A ella puedes ir desnudo de prejuicios sobre el Ingreso Per Cápita, los Ingresos Tributarios, el PIB de Canadá y otros datos.
Library of Southern California University. Hace una semana, me han hablado de esta biblioteca. Una persona que conozco ha ido recientemente. Me comunica que luce increíble. Me comunica que ya los tarjeteros no se usan, lo mismo que sucede en las modernas bibliotecas dominicanas. Como dice este amigo, esta modernización de las bibliotecas las vemos en todas partes, o en muchos lugares universitarios: el paso de los tarjeteros a los archivos digitales. Este amigo da en el clavo sobre un proceso que tiene todavía mucho futuro, no solo en las bibliotecas norteamericanas, sino de todo el mundo.
Bibliotecas playeras: Es una buena indicación que haremos ahora, pero en las playas –mejor dicho, en los hoteles–, tienen la costumbre de tener algunos armarios con algunos libros. Los turistas piden estos libros, en su mayoría en inglés y por lo general, del genero de ficción. En algunos hoteles, lo tienen claro: tienen que disponer de estas pequeñísimas bibliotecas.
Visitadas hace algunos años, recuerdo ahora mismo una biblioteca a la orilla de la playa de Boca Chica y otra en un enorme hotel en Puerto Plata. Asimismo, otros hoteles –los del Este, por ejemplo– tienen a disposición de los clientes, un gran número de libros. Como es sabido, estos se leen en la orilla de la piscina. Mientras se hojean, se observa al sol quemar la piel de las turistas. Manejados por algunos iniciados, estos muebles con libros son muy interesantes y requieren otras páginas.