Uno de los principales problemas que tenemos como sociedad es la falta de consecuencias cuando pasan sucesos en el país.
Y nadie se hace responsable de nada… o al menos hace el intento de echarle la culpa al otro.
El estudiante que reprueba, dice que el profesor lo “quemó” porque “se la cogió conmigo”. El conductor que “se va en rojo”, porque el carro adelante tardó mucho en cruzar.
Y el atroz caso de ayer con el hospital Ciudad Juan Bosch es otro ejemplo más de lo imperioso de que cambiemos la forma en que nos manejamos como grupo.
Seis cadáveres de bebés fueron encontrados tirados frente al cementerio Cristo Salvador, luego de morir en el hospital Juan Bosch.
¿La primera reacción? El hospital le echa la culpa a la funeraria que tiene contratada para ese tipo de servicios.
La funeraria culpa al zacatecas del cementerio de haber recibido los cuerpos y no haber dispuesto de ellos de la forma legal, ética y decente.
Pero al final de cuentas, nadie tiene la culpa, la bola se pasa de una mano a otra y adivinen qué termina pasando: que la historia se repite, una y otra vez.