El argentino Ysy A entiende que el estereotipo del trap sea el de la “fiesta y el reviente”, pero asegura que en realidad es «mucho más que eso» y que él siempre ha intentado hacer algo diferente mostrando lo que ve en su día a día, como una especie de diario íntimo.
Alejo Nahuel Acosta (Buenos Aires, 1998), conocido artísticamente como Ysy A, se encuentra estos días en España participando en el Festival de Música Urbana, Madrid Salvaje 2023, dentro de la gira que realiza por varias ciudades donde en muchas ya ha colgado el cartel de entradas agotadas.
“Tengo un show en el que, desde la primera canción hasta la última, la gente está saltando todo el tiempo. Gran parte de esto se lo agradezco al trap por el sonido y la pegada que tiene, lo que hace que sea una experiencia muy fuerte y potente”, explica en una entrevista con Efe.
El trap le proporcionó, dice, un estilo musical donde podía hacer lo mismo que le “fascinaba”, pero con sonidos, posibilidades y estructuras nuevas, sumado al efecto que tiene al tocar en vivo donde se generan enormes “pogos (grupos de gente bailando junto al escenario” entre el público.
Además, el argentino también se muestra feliz de que cada vez más gente de diferentes generaciones se acerque a su música, ya que -confiesa- siempre trató de que sus letras fueran “universales” y no solo para gente de su edad.
“En el show de Barcelona, una amiga me contó que fue con su papá, que nunca me había escuchado, y que la pasó increíble, tanto por mi música como por ver cómo la gente estalló dándolo todo”, revela.
Generación de músicos argentinos
Ysy A comenzó a hacer música a los trece años en la competencia de batallas de rap llamada “Quinto escalón” y, desde ese momento, ha logrado posicionarse como uno de los grandes de la música urbana actual en su país.
“Cuando empecé, soñaba con que en Argentina hubiera una escena fuerte como la que existe hoy, doce años después”, declara el músico.
El cantante pertenece a la generación de músicos urbanos argentinos como “Duki”, “Lali”, “L-Gante” o “Bizarrap” que están arrasando en todo el mundo y que agotan localidades allá donde van, pero se mantiene con los pies en la tierra.
“Nos esforzamos mucho porque disfrutamos de que esto suceda. Llevamos la bandera con mucho orgullo, pero con el orgullo de compartir. No es un sentimiento de patriotismo, de decir que somos los mejores y los demás son lo peor”, aclara.
Sin embargo, reconoce que agradece mucho haber nacido en Argentina, tanto por la historia musical de su país, la cual trata de seguir “enalteciendo con responsabilidad”, como por el público increíble que siempre está ahí apoyándolos.
“A pesar de la crisis, los músicos argentinos sobreviven completamente gracias al cariño de la gente, mientras que nosotros por nuestro lado, tratamos de alegrarles la vida con nuestra música y dando lo mejor en nuestros shows”, concluye el trapero.