Pescados demasiado pequeños que no se devuelven al agua, especies en veda a la vista de todos en los puesto de venta en los mercados, raramente en las cartas de los restaurantes, técnicas de pesca prohibidas… año tras año las mismas técnicas deben ser prohibidas.
La pesca es el sustento de muchas familias, pero es evidente que las autoridades deben desarrollar una labor de educación intensa en estas comunidades que atentan contra su propio futuro desconociendo las reglas.
La sobrepesca no es un problema solo local, es mundial. Las campañas contra la pesca de atún en otras aguas, o la práctica desaparición de la angula en nuestros ríos son un ejemplo claro de una preocupación creciente: no hay respiro para algunas especies y el hombre rompe el equilibrio natural entre especies diezmando algunas de ellas.
Las técnicas de pesca prohibidas no cesan. Y eso es fácilmente perseguible. Las autoridades deben mantenerse firmes ante las protestas por la veda que es imprescindible para el futuro de las especies y por tanto, del equilibrio natural en el que viven las comunidades que ahora protestan.