El sobrepeso por sí mismo no incrementa la mortalidad, sin embargo está relacionada con ella, según una investigación que publica este miércoles la revista PLOS ONE.
Aayush Visaria y Soko Setoguchi, de la Universidad Rutgers en Nueva Jersey, analizaron los datos de 554.332 adultos recogidos entre 1999 y 2018 por la Encuesta Nacional de Salud y el Índice Nacional de Muertes en 2019. En promedio los participantes tenían una edad de 49 años, la mitad eran mujeres y el 69 % eran blancos no hispanos.
El 35 % de los casos incluidos en el estudio eran de individuos con un Índice de Masa Corporal (IMC) entre 25 y 30, que se define típicamente como sobrepeso, y el 27,2 % mostraban un IMC por encima de 30, que habitualmente se define como obesidad.
El IMC es una razón matemática que asocia la masa de una persona en relación con su altura, y no toma en cuenta la edad, el sexo, el porcentaje de grasa corporal o la masa muscular.
Los investigadores hicieron un seguimiento medio de hasta nueve años y uno máximo de hasta 20 años, y observaron 75.807 muertes, tras lo cual concluyeron que la mortalidad por todas las causas era similar en una amplia gama de categorías de IMC.
En el caso de los adultos mayores no se encontró un incremento significativo de la mortalidad de los individuos con IMC entre 22,5 y 34,9, señaló el artículo.
Entre los adultos más jóvenes no se encontró un incremento significativo de la mortalidad de los individuos con IMC entre 22,5 y 27,4.
En términos generales para los adultos con IMC por encima de 30 (obesos), el riesgo de mortalidad atribuido al peso aumentó de 21 % a 108 %, indicó el informe.
“Nuestro estudio subraya las cada vez mayores reservas a usar el IMC por sí mismo para tomar decisiones clínicas. No hay un claro incremento en la mortalidad por todas las causas a través de los rangos de IMC que abarcan las categorías de normal y sobrepeso”, dijeron los investigadores.
Sin embargo, añadieron que eso no significa que la morbilidad (incidencia de enfermedades) sea similar a través de los distintos rangos de IMC. “Se necesitarán más estudios para evaluar la incidencia de morbilidades cardiometabólicas”, añadieron.
Por décadas, los médicos han considerado que un IMC elevado puede contribuir a varias condiciones cardiacas y metabólicas, y ha sido una señal de alerta a medida que la prevalencia del sobrepeso y la obesidad ha aumentado en décadas recientes.
La mayoría de los estudios en torno al IMC en Estados Unidos se sustentan en datos de las décadas de 1960 a 1990 y han incluido, de manera predominante, a adultos blancos no hispanos.
Según un estudio publicado en febrero por la Biblioteca Nacional de Medicina de los Institutos Nacionales de Salud, el 44,8 % de los latinos y el 50,4 % de los mexicoestadounidenses cumplen los criterios de obesidad, en comparación con el 42,2 % de la población blanca no hispana.
Las condiciones de salud relacionadas con la obesidad «tales como enfermedades cardiovasculares, males hepáticos no vinculados con el alcohol y la diabetes tipo 2 «ocurren con más frecuencia entre los latinos que entre los blancos no hispanos», señaló ese informe.