La Ecoterapia se viene utilizando en algunas residencias de mayores, y centros sanitarios, de salud mental o de asistencia a la juventud, para complementar las técnicas psicológicas y psiquiátricas convencionales, aunque según sus seguidores también ofrece numerosas ventajas a nivel físico.
Actividades como caminar por un bosque, abrazar un árbol o escuchar el sonido de un río pueden ser de ayuda tanto para curar la mente de las personas como para beneficiar su cuerpo, argumentan.
La también denominada “terapia verde” o “terapia centrada en la Tierra” agrupa a un conjunto de técnicas terapéuticas, que parten de la base de que el ser humano forma parte de una red de vida planetaria y que lo ponen en contacto con la naturaleza de distintas maneras, para ayudar a sanar problemas de la mente muy generalizados como ansiedad, depresión y estrés.
Algunas técnicas de este método de medicina complementaria son los ‘baños de bosque’ (inmersión en entornos forestales), la ‘conexión con la tierra’ (hacer que el cuerpo toque la tierra, caminando descalzo sobre la hierba o la playa) y otras actividades como hacer senderismo, escalar montañas, sentarse junto al río, contemplar el mar o meditar en entornos naturales.
Santos Gabriel Rueda, atleta oficial y embajador del fabricante de ropa deportiva Columbia (www.columbia.com), conoce la Ecoterapia de primera mano porque la aplica en su día a día.
Carreras en la montaña
Este joven deportista e ingeniero nuclear también conocido como ‘Saga’ Rueda (http://sagarueda.com), nació en El Candado, un paraje rural en Orán (provincia de Salta, en el norte de Argentina), y comenzó a correr en 2012, con el objetivo de mejorar la salud y lograr un equilibrio físico y mental.
Rueda ha sido top 10, mejor americano en el Ultra Trail Du Mont Blanc (UTMB), ha representado a su país en 3 mundiales de Ultra Trail o ultrafondo (carreras de montaña de más de 42 kilómetros de recorrido, y ha sido campeón absoluto en cinco ediciones consecutivas de la carrera más técnica de Argentina: la ‘4 Refugios Nonstop de 45 kilómetros’.
Explica que su viaje de conexión con la naturaleza comenzó con su primer paso de vida, ya que nació en un paraje natural.
“No teníamos electricidad, agua potable ni internet, pero si teníamos mucha naturaleza a nuestro alrededor, como unos inmensos bosques verdes que no tenían fin”, recuerda.
“Los primeros años de mi vida no había otra existencia que la de estar conectado con la naturaleza. Comíamos de lo que sembrábamos en temporada. También pescábamos en un río que pasaba cerca de nuestra pequeña villa de pocas familias”, evoca.
“Creo que nací en la naturaleza, crecí con ella y desde un principio sentí que era parte de ella. Después la vida hizo que busque una profesión y me alejara de la naturaleza para buscar nuevas experiencias en grandes ciudades, primero en mi país y ahora en Málaga (España), donde vivo”, señala a EFE.
Una vida en el mundo natural
Explica que en la zona calurosa del norte argentino donde nació hay una naturaleza única con abundancia de seres vivos, animales y plantas.
Después vivió en el sur del país, en la Patagonia, concretamente en Bariloche, una localidad de lagos y montañas nevadas, también con mucha naturaleza, pero con un clima frío y condiciones más extremas, donde recorrió elevaciones remotas y apenas exploradas, según comenta.
Rueda afirma que mantiene esa sensación de pertenencia a la naturaleza y siente un vínculo de amor y cuidado único por su personal forma de contacto con dicha naturaleza, consistente en transitar por las montañas, ya sea corriendo o caminando, durante lo cual “recibe mucha paz”.
Señala que cuando está en contacto con la naturaleza experimenta una conexión especial con su ser interior y con la vida, en la que su mente y su propia alma se unen para estar en paz consigo mismo y su entorno.
Ese “momento único y especial de conexión” lo suele hallar cuando sale a caminar sin un reloj para medir la velocidad o la distancia, y cuando me detiene en alguna cumbre mirando el horizonte o se sienta al borde de un mar, lago o río, describe.
“Sentir el agua correr es uno de los sonidos más especiales, que me aportan una paz especial. En Málaga muchas tardes bajo al mar a sentarme en la arena mientras observo y escucho el sonido del agua. Ver y sentir a la naturaleza te da esa sensación de paz y gratitud a la vida y a lo que hemos sido y nos ayuda a impulsarnos hacía donde queremos ir”, señala Rueda.
Explica que su vida “dedicada al senderismo, las carreras y las excursiones al aire libre” no solo le han ayudado a combatir alguna dificultad emocional, física o psicológica, y a afrontar las exigencias de sus estudios universitarios, sino además a mejorar su estado físico, mantener a raya el aumento de peso y salir de su zona de confort mental.
Rueda considera que cada uno de nosotros puede encontrar su forma particular de tener ese momento consigo mismo, y que a medida que contacta con la naturaleza con más frecuencia va desarrollando mejores formas de establecer esa conexión especial.
Curiosamente, este atleta ha practicado la Ecoterapia durante toda su vida aunque sin darse cuenta de ello ni conocerla con ese nombre.
«Es una forma de recibir ayuda de la naturaleza para estar bien con uno mismo, sobre todo cuando no encontramos esa ayuda en otros lugares o entornos», explica.
Señala que la Ecoterapia representa mucho en su vida prácticamente «no hay un día en el que no haya estado al menos unos minutos admirando las montañas, los árboles, el sonido de las aves, los ríos o el mar».
“Creo que todos necesitamos una dosis diaria de naturaleza para poder afrontar un día cargado de actividades, ya sea en el ámbito laboral, personal o familiar”, recalca.
Rueda recomienda a todas las personas, sin importar su edad, que intenten salir y recorrer algún sendero, preferiblemente que tenga un río o arroyo a un costado.
«Caminar bajo los árboles o sentarse en alguna cumbre son cosas que llenan el alma, sin olvidar que para andar con confort y seguridad por la montaña hay que estar preparado y equiparse con el material, ropa y calzado deportivo adecuados”, finaliza.
por Daniel Galilea.