Imagina a José, un agricultor en el Valle del Cibao, recibiendo un mensaje en su teléfono advirtiéndole que las condiciones climáticas en los próximos días serán propicias para la proliferación de una plaga que amenaza su cosecha. Gracias a la Inteligencia Artificial Generativa (IAG), José podrá tomar medidas preventivas y evitar la devastación de su cultivo. Este es el poder de esta rama de la Inteligencia Artificial (IA) que se centra en la creación: generar y utilizar datos para resolver problemas complejos de manera autónoma e hiperpersonalizada.
Potenciar la Competitividad Global
La IAG podría catapultar a la República Dominicana a la vanguardia de la innovación tecnológica, pero se requiere decisión y acción audaces. Según la consultora global McKinsey, la IA podría añadir $13 trillones de dólares a la economía mundial para 2030, más que el Producto Interno Bruto (PIB) de la mayoría de países y la mitad de la producción anual de EEUU.
Países como China y Estonia han optimizado sectores como transporte, salud y educación con IA. Estonia, en particular, nos ofrece un modelo inspirador a seguir. Con una población de solo 1.3 millones, este país de cultura nórdica e isleña, ha invertido agresivamente en infraestructura digital, fomentado así un ecosistema fértil para la IA y posicionándose como líder mundial en gobierno electrónico.
A pesar del crecimiento económico en República Dominicana, la inversión en IA en la última década ha sido mínima, representando menos del 0.001% de su PIB actual. En comparación, según la Universidad de Stanford, EEUU ha invertido $248,900 millones en IA, 1.22% de su PIB. China ha invertido $95,100 millones, 0.71% de su PIB. El Reino Unido ha invertido $18,200 millones, un impresionante 6.43% de su PIB. Es imperativo incrementar el compromiso con IA. No solo financiero, también una estrategia coherente para integrarla en industrias clave, reforzar competitividad global y asegurar un futuro próspero en la era digital.
Transformar Sectores Vitales
En transporte, la IAG podría optimizar semáforos, sugerir rutas y coordinar transporte público para reducir congestión en las ciudades. En salud, podría analizar datos para predecir condiciones como diabetes, sugerir cambios personalizados y monitorear progreso, permitiendo mejores tratamientos. En educación, podría garantizar planes de aprendizaje personalizados. Para agricultores, podría predecir clima y plagas, optimizando rendimientos. En turismo, podría analizar tendencias, predecir destinos populares y sugerir estrategias de ventas y marketing.
Estos avances ya se han visto en otros lugares. Por ejemplo, la ciudad de Pittsburgh en EEUU ha implementado IA para optimizar tráfico. Resultado: 21% menos emisiones, 26% menos tiempo de viaje, 41% menos espera en intersecciones. Este ejemplo ilustra el potencial transformador de la IA en la gestión urbana y su capacidad para mejorar la calidad de vida en las ciudades.
Un Plan de Acción Integral
Entonces, ¿cómo puede la República Dominicana sacar el mayor provecho? Para capitalizar la IAG, necesitamos:
Invertir en educación en ciencia y tecnología desde temprana edad. Inspirémonos en Finlandia, que integra estas disciplinas en su currículo escolar. Podemos considerar la introducción de programas de formación en IA en las escuelas y universidades.
Un marco regulatorio que equilibre innovación y derechos, como la Unión Europea y su Reglamento General de Protección de Datos (RGPD). Podemos formular leyes que fomenten la innovación en IA y, al mismo tiempo, protejan los derechos de los ciudadanos.
Infraestructura digital, incluyendo Internet y conexiones de calidad. Observemos Estonia, líder en gobernanza digital. Podemos realizar inversiones estratégicas en nuestra infraestructura digital, garantizando que cada ciudadano tenga acceso a Internet de alta calidad.
Innovación abierta y compartir datos. Sigamos a Canadá, donde gobierno, academia e industria colaboran en IA. Podemos establecer plataformas que fomenten la colaboración y el intercambio de datos entre diferentes sectores y ministerios.
Capacitar y crear empleos en IA para fortalecer la economía, como Singapur. Esto prepara la fuerza laboral para el futuro. Podemos implementar programas de capacitación en IA para los trabajadores actuales y futuros.
Investigación y desarrollo en IA, como Israel y Corea del Sur. Esto asegura competitividad. Podemos fomentar la investigación y el desarrollo en IA en nuestras universidades y empresas.
Cooperación internacional, como entre India y Japón. Esto maximiza el potencial de IA. Podemos buscar oportunidades para colaborar con países líderes en IA.
El Papel de los Ciudadanos
La participación y el apoyo ciudadano son fundamentales en esta transformación hacia una economía impulsada por la IAG. Nosotros, como ciudadanos, podemos tomar medidas proactivas para adquirir habilidades digitales, respaldar políticas de IA responsable y mantener una mentalidad abierta hacia las oportunidades que las tecnologías emergentes nos presentan.
Sin embargo, IA trae desafíos como privacidad, ciberseguridad y empleo que requieren atención. Para eso, se pueden promover programas de formación en competencias digitales y ciberseguridad. También, se puede fomentar un debate público sobre las políticas de IA para garantizar que las decisiones tomadas reflejen las necesidades y deseos de todos los dominicanos.
Forjar un Futuro Inteligente
La República Dominicana tiene ante sí una oportunidad sin precedentes de usar IAG para lograr crecimiento sostenible e inclusivo donde la innovación impulse el desarrollo. A través de cooperación de todos podemos asegurar que la promesa de IAG beneficie a José y todos los dominicanos. No se trata solo de adoptar nuevas tecnologías, sino de mejorar vidas, fomentar equidad y construir un futuro donde todos tengan oportunidad de prosperar.
La IAG tiene el potencial de reconfigurar nuestro tejido social y económico, pero debemos actuar ahora para que beneficie a todos de manera justa. Llegó el momento de tomar decisiones audaces, invertir en el futuro y trazar el camino hacia la prosperidad en la era de IA. Unidos, podemos construir un futuro donde la inteligencia artificial alimente la inclusión social, y sobre todo, la económica.