Cuando falta menos de un año para los procesos electorales del 2024, tanto en el plano municipal como en el congresional y presidencial, los diferentes actores del mundo político nacional deben entender que la vieja costumbre de intentar desacreditar al organismo electoral debe de terminar.
Históricamente, cada proceso de sufragio encuentra algo en común: sectores que tratan de tirar por el piso a los integrantes de la Junta Central Electoral, comenzando por el presidente de turno y pasando por los demás integrantes del organismo, para tratar de justificar.
Pero la República Dominicana ha madurado, ¿estamos seguro?, lo suficiente para dejar esas malas mañas en el pasado y comenzar a crecer institucionalmente.
Ya vimos lo que sucedió hace tres años, cuando los bombardeos constantes a la Junta de turno, y el no trabajar en pro de que las cosas funcionen bien, terminó con una posposición de uno de los procesos. ¿Queremos eso?
A nueve meses de las elecciones municipales y algo más de once meses para las presidenciales y congresionales, lo que le toca a cada quien es demostrar que son la mejor opción, no que el otro es peor.