El eterno heredero será ungido y bendecido a los 74 años, tras el dilatado reinado de su madre, la reina Isabel II, que antes de fallecer el pasado 8 de septiembre, ya despejó las dudas -por si existieran- respecto a quien sería su sucesor.
Por descubrir queda ahora cómo será el nuevo monarca, un hombre con una popularidad inferior a la de su hijo William y un pasado controvertido, que se enfrenta al desafío de sustituir a una de las soberanas mejor valoradas, y ante una opinión pública muy dividida.
Para soportar el peso de la corona, contará, eso sí, con la inestimable ayuda de la reina Camilla, la mujer con la que ha encontrado la estabilidad y con quien proyecta una imagen de pareja serena, ajena a los escándalos que los acompañaron durante los últimos años de la desaparecida princesa Diana, y que tanto daño hicieron a la Corona británica.
El joven y sensible heredero
El primogénito de la entonces princesa Isabel y el príncipe Felipe de Edimburgo nació el 14 de noviembre de 1948. A los tres años se convirtió en heredero al trono y en 1953 fue testigo de la ceremonia de coronación de su madre.
A menudo se ha dicho que pasó una infancia y una adolescencia marcadas por el desapego y la soledad. Que su carácter introvertido le inclinó hacía la poesía y que no destacó en los deportes.
Fue, sin embargo, el primer miembro de la casa real con título universitario, por la prestigiosa universidad de Cambridge, y recibió también formación militar.
Con una merecida fama de “play boy”, prolongó lo que pudo su soltería. Y cuando ésta se convirtió en asunto de Estado, se casó con la dulce Diana, en una ceremonia que después se supo tuvo más de puesta en escena que otra cosa.
Con ella tuvo dos hijos. Carlos había cumplido y la sucesión del trono estaba asegurada. Pero la unión pronto hizo aguas -Carlos nunca había dejado de amar a Camilla, un amor de juventud-. Lo sorprendente fue cuando el pueblo asistió atónito al desgaste del matrimonio a partir de las declaraciones de los protagonistas, que terminaron divorciándose en 1994.
Los «annus horribilis» de la corona
Fueron unos años convulsos. Se cuestionó incluso la capacidad de Carlos para gobernar. “Están doblando las campañas sobre el Palacio de Buckingham”, llegó a publicar “The Guardian”.
Sin embargo, con el paso del tiempo, la pareja Carlos-Camilla fue superando el famoso “matrimonio a tres” con Lady Di, y terminó casándose en una boda bendecida por la reina en 2005.
El heredero se refugió entonces en su casa de campo de Highgrove, y las informaciones que trascendían de él se limitaban casi a sus acciones filantrópicas o a impulsar proyectos a favor del medio ambiente y de la agricultura ecológica.
Pero los años pasaban, y la huella del heredero se diluía mientras crecía la popularidad de su hijo William, casado con una joven que desde el principio había enamorado a los británicos.
Se vislumbró incluso la posibilidad de amortizar el paso de Carlos por el trono británico, debate que la misma reina dejó zanjado unos meses antes de morir.
De eterno heredero a rey
El 8 de septiembre de 2022, Isabel II fallecía en Balmoral (Escocia). Y lo hacía con los deberes hechos y su “sincero deseo” de que Camilla, la esposa de su hijo Carlos, fuera reconocida “como Reina consorte” cuando éste se convirtiera en Rey.
Por ver está sin embargo como será el nuevo monarca, en su día muy cuestionado tras su separación de la “Princesa del Pueblo”, y sobre todo si logrará desprenderse de la sombra de su madre, posiblemente la soberana más perfecta que ha tenido el país, y hacer atractiva la institución para las nuevas generaciones. Algo que no se antoja fácil.
Por lo pronto, Carlos III deberá lidiar además con algunas situaciones familiares más que cuestionables. Su hijo menor, Harry, casado con la actriz Meghan Markle, decidió hace ya unos años dar un paso atrás en las labores monárquicas. Por no mencionar al príncipe Andrés, despojado de sus obligaciones reales a raíz del escándalo Epstein.
El bautizo de fuego del nuevo monarca será el próximo 6 de mayo, fecha en la que la pareja real será ungida y bendecida.
La ceremonia, altamente simbólica, inclusiva y se estima más barata que la de Isabel II -que costó 1.57 millones de libras-, tendrá lugar en la Abadía de Westminster y será oficiada por el Arzobispo de Canterbury.
Tras el oficio, la comitiva regresará al Palacio de Buckingham, desde cuya balconada saludarán al público congregado y habrá un desfile militar, mientras en los salones se brindará acogida a los ilustres invitados -en torno a 2,000- llegados para la ocasión.
La fecha musical tendrá lugar el domingo 7 mayo con una gala especial, que será retransmitida desde el palacio de Windsor con “iconos de la música global y estrellas contemporáneas”.
A partir de aquí, Carlos tendrá toda una vida para demostrar algo para lo que tanto tiempo lleva preparándose. Lo que nadie cree es que, después de esta larga espera, vaya a tener un reinado breve y termine cediendo la corona a su hijo. Se irá viendo.